sábado, 29 de noviembre de 2008

jueves, 27 de noviembre de 2008

Las Bienaventuranzas

EL NUEVO FUTURO DEL CRISTIANISMO

EL NUEVO FUTURO DEL CRISTIANISMO
REV. SUN MYUNG MOON - MADISON SQUARE GARDEN - 18 de Septiembre de 1974

SEÑORAS Y SEÑORES, estoy muy contento de estar aquí esta noche. Muchas gracias por venir. Estamos reunidos esta noche en este impresionante escenario del Madison Square Garden en el nombre de Dios.

Mi tema esta noche es "El Nuevo Futuro del Cristianismo". Pero antes de dar este mensaje, me gustaría hacer una aclaración personal. No vine aquí a repetir lo que ya conocéis. He venido a revelar algo nuevo. Quiero compartir con vosotros una revelación de Dios.

Hay solamente un Dios, un Cristo, una Biblia. Hoy, no obstante, solamente en el mundo cristiano hay más de 400 denominaciones diferentes, todas mirando a la misma Biblia bajo puntos de vista muy diferentes con muchas interpretaciones diferentes.

Lo que nos interesa no es la interpretación humana de la Biblia, sino cómo interpreta Dios la Biblia, y cuál es verdaderamente la voluntad de Dios. Por lo tanto, ningún hombre por sí mismo es capaz de satisfacernos. Esa información debe venir de Dios, en la forma de revelación.

Y quiero compartir esa revelación con vosotros esta noche. Puesto que este mensaje vino de Dios, y ya que está, bajo el punto de vista de Dios, naturalmente, el contenido puede ser diferente según la mentalidad del hombre. Por lo tanto, puede ser muy nuevo para vosotros. Pero lo que nosotros necesitamos son nuevas ideas ideas de Dios porque el hombre ya ha agotado todas sus propias ideas. Esa es la razón de mi venida a hablaros esta noche.

Por lo tanto, os pido a cada uno de vosotros, que abráis vuestra mente y abráis vuestro corazón, para que el Espíritu de Dios pueda hablaros directamente.

Durante 2.000 años, los Cristianos del mundo han estado esperando con ilusión un gran día último, como se profetizó en la Biblia el día de la Segunda Llegada del Señor . Ya que ésta ha sido la promesa de Dios, la Segunda llegada de Cristo será cumplida definitivamente.

¿Por qué viene el Señor por segunda vez? Viene para consumar la voluntad de Dios. Entonces, ¿cuál es la voluntad de Dios? ¿Conocemos claramente cuál es la voluntad de Dios?

Dios es eterno, incambiable y absoluto. Y El tiene una sola voluntad, que es también eterna, incambiable y absoluta. En un principio, Dios tuvo un propósito definido para crear el universo y este mundo. Este propósito fue el motivo para la creación. Y Dios comenzó la creación del universo y del hombre para cumplir ese propósito.

Según la Biblia, después de crear al primer hombre y a la primera mujer Adán y Eva Dios les dio un mandamiento. Ese mandamiento era: "Del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás en modo alguno, porque, el día en que comieres, ciertamente morirás". (Gen. 2 :17) .

Dios les pidió que obedecieran su mandamiento. Dios daba a entender que mediante la obediencia de Adán y Eva a la ley, Su propósito sería cumplido. Sin embargo Dios expuso muy claramente la consecuencia de la desobediencia. Dijo: "El día en que comieres, ciertamente morirás". El resultado de la desobediencia era la muerte.

No obstante, Adán y Eva desobedecieron a Dios. El resultado fue la caída del hombre. La muerte espiritual vino al hombre, y el propósito de Dios no fue realizado. La caída del hombre significa su desviación del estado original que Dios deseaba. Adán y Eva se apartaron del cumplimiento del propósito de su creación. Ellos eligieron erróneamente, y el resultado fue lo contrario de lo que Dios pretendía originalmente.

Después de su desobediencia, Dios no tuvo otra opción sino expulsar a este hombre y a esta mujer del Jardín del Edén. El Jardín del Edén es una expresión simbólica del Reino de Dios en la Tierra. Adán y Eva no merecían permanecer por más tiempo en el Reino de Dios, por lo tanto, fueron arrojados a los reinos impíos, al infierno viviente, que era su propia creación.

EL REINO DE LOS CIELOS EN LA TIERRA

Si Adán y Eva hubieran obedecido a Dios, habrían conseguido el Reino de los Cielos en la Tierra. ¿A qué se parecería ese Reino? Adán y Eva fueron creados sin pecado con las posibilidades de a alcanzar la perfección. Y ellos tenían que crecer a la perfección obedeciendo la ley de Dios. Mientras ellos estaban creciendo para ser hombre y mujer completamente perfectos, su relación tenía que ser la de hermano y hermana. Ellos tenían que esperar para establecer la verdadera tradición de hermandad.

¿Qué es la perfección? Perfección es la unión total del hombre con Dios. Se supone que un hombre es el templo de Dios, en el que habita el espíritu de Dios. Tal hombre es divino, como Dios es divino; ese hombre es santo como Dios es santo.

Jesús fue tal primer hombre perfecto. Esta perfección es el estado del que Jesús hablaba cuando decía: "Creedme que yo estoy en el Padre y el Padre en mí". (Juan 14:11)

Cuando vosotros lleguéis a ser uno con Dios, Su poder divino será vuestro y seréis perfectos como Dios es perfecto. Por esto Jesús, fijó como meta del hombre el ser perfecto como Dios es perfecto cuando dijo: "Vosotros, pues, sed perfectos, como vuestro Padre Celestial es perfecto". (Mat. 5: 48 ).

Dios creó un varón y una hembra. ¿Por qué? Después de alcanzar el estado de perfección, Dios deseaba llevarlos juntos a formar una pareja celestial, por medio de la bendición del matrimonio celestial. Dios trataba de empezar Su Reino con Adán y Eva como el primer marido y la primera mujer.

Sí eso se hubiera realizado, entonces la bendición de Dios de ser fecundos y de multiplicarse habría sido cumplida. Les habría dado el poder de multiplicar hijos de Dios. Y esos hijos habrían sido perfectos y no tendrían pecado. ¿Qué más podían ser? El pecado nunca habría sido introducido en la raza humana. Al tener hijos, habrían llegado a ser el Padre y la Madre Verdaderos centralizados en Dios . los Verdaderos Padres de la humanidad .

Si Adán y Eva hubieran formado esta primera familia centrada en Dios, entonces además de eso habrían conseguido una tribu centrada en Dios, una nación centrada en Dios, y un mundo centrado en Dios, en el cual solo Dios sería el gobernante. Entonces la perfección habría reinado desde el comienzo hasta la eternidad.

¿Dónde creó Dios a Adán y Eva? ¿En el aire, fuera en el espacio? No, justo aquí en la Tierra. Por tanto, el desarrollo de la familia de Adán habría conseguido la realización del ideal de Dios en la Tierra, y Dios habría llegado a ser el centro de la humanidad. Este no habría sido otro sino el Reino de Dios en la Tierra, en el cual Dios habría residido con el hombre.

Si esto se hubiera cumplido en el principio, hoy no encontraríamos tantas razas e idiomas diferentes. Todos nosotros perteneceríamos a la única raza de Adán, bajo la única tradición de Adán. Y el único idioma de Adán sería nuestra lengua universal. Y verdaderamente, todo el mundo sería una nación de Dios.

Por tanto, en el plan de Dios, todos los hombres se suponen nacidos en el Reino de Dios en la Tierra. Nosotros tenemos que disfrutar la vida Celestial en la Tierra. Y entonces cuando nuestra vida física terrenal acabe, tenemos que ser elevados al Reino de Dios, en el Cielo espiritual, donde viviremos eternamente. Ese era el plan original de Dios.

No podía haber ningún Satán, ningún mal, y ningún infierno en ese mundo. Por supuesto, Dios no creó el infierno para Sus propios hijos. Ningún padre bueno construiría una prisión para su hijo tan pronto como naciera, ¿Por qué necesitaría Dios un infierno para sus propios hijos? Solamente el Cielo era el deseo original de Dios. A causa del pecado, no obstante, el hombre perdió su valor original y se convirtió en un desecho humano. El infierno es como un cubo de basura. Pero fue necesario solamente después de la caída del hombre.

EL REINO DEL INFIERNO PARAISO PERDIDO

Examinemos más ampliamente el estado del hombre caído y del mundo caído. Leemos en Juan que Jesús dijo: "Vosotros sois hijos del diablo". (Juan 8: 44)

Por la caída, el hombre fue llevado a la falsa paternidad de Satán. El hombre cambió de padres. Abandonamos a nuestro Verdadero Padre, Dios, y nos unimos con el falso padre, Satán. El primer hombre y la primera mujer se convirtieron en los hijos de Satán.

Bajo la falsa paternidad de Satán, Adán y Eva se unieron como pareja ilegal, sin la bendición ni el permiso de Dios. Y cuando multiplicaron hijos, todos ellos sucumbieron al mismo falso padre. Todos ellos nacieron como los hijos del pecado no como los hijos de Dios. Por lo tanto, la multiplicación de hijos pecaminosos de una generación a otra desde Adán, ha ocasionado por esta caída un mundo pecaminoso.

Ya, que no hemos tenido a Dios como el centro, ha surgido por esto, un mundo de pecado, un mundo de desconfianza, un mundo de crimen, un mundo de guerra. Y nosotros, las naciones y sociedades de este mundo podemos destruirnos unos a otros sin sentir ningún escrúpulo. Este es el Reino del Infierno en la Tierra.

Verdaderamente el amo de este mundo, no es Dios, sino Satán. Esto es por lo que Juan indica en 12: 31 "Satán es el príncipe de este mundo". Sabemos que este universo fue creado por Dios. Sabemos que Dios creó al hombre. Pero Dios no es el amo, porque el hombre cambió de amo. El hombre traicionó a Dios y se unió con un falso amo, Satán. Este Satán se convirtió en el padre de la humanidad.

La caída del hombre ha traído gran pesar al Corazón del Padre Celestial, Dios perdió todo cuando el hombre se volvió contra El. Eso es por lo que leemos en el Génesis: "El Señor se arrepintió de haber creado al hombre sobre la. tierra y se afligió en su Corazón". ( Gen. 6: 6)

Dios se afligió porque había llegado a ser realidad exactamente lo contrario a Su Voluntad. Si la intención de Dios hubiera sido cumplida, El habría estado alegre. Si las consecuencias de la caída fueran el resultado del propio plan de Dios, ¿por qué debía estar afligido Dios en Su Corazón? ¿Por qué habría estado arrepentido de haber hecho al hombre?

LA SALVACION ES RESTAURACION

Dios todopoderoso es un Dios de amor, un Dios de misericordia. Su Corazón es compasivo y está afligido con la vida de muerte de Sus hijos.

El sabe que ningún hombre es capaz de romper sus cadenas y poder desembarazarse del pecado por sí mismo. Sabe que hay solamente un poder que es capaz de llevar al hombre a la salvación el Mismo Dios. Y Dios, en Su misericordia, se determinó a salvar este mundo.

¿Qué es la salvación? La salvación es simplemente restauración. ¿Qué hace un médico para salvar a su paciente? Restaura al paciente a su salud normal. Eso es una curación. ¿Qué haríais para salvar a una persona que se está ahogando? La salvaríais sacándola del agua y restaurándola a tierra firme. Eso es un rescate.

De igual modo la salvación del hombre por Dios es simplemente restaurar el Reino del Infierno al Reino de los Cielos.

Dios dejó clara Su determinación en la Biblia: "Como lo digo lo hago, como lo planeo lo ejecuto". (Isaías 46: l1).

Dios no dijo que puede hacerlo. Dijo que lo ejecutará, mostrando Su determinación absoluta de restaurar al hombre y al mundo a la idea original.

¿Cómo? Por el Mesías. Para restaurar a la humanidad, Dios envió a Su único hijo, Jesucristo, a este mundo como el Salvador - como el Mesías. Hace dos mil años, Jesucristo vino a nuestro mundo como el Autor de la vida. Vino a transformar a todos los hombres de pecado en hombres semejantes a Cristo. Vino a restaurar el Reino de los Cielos en la Tierra.

Por esto, Jesucristo proclamó como su primer evangelio: "Convertíos, porque el Reino de los Cielos está cerca". (Mateo 4: 17).

Con la llegada de Jesucristo, estaban verdaderamente en los umbrales del Reino de los Cielos.

PREPARACION PARA EL MESIAS

Sin embargo, antes de que Dios pudiera enviar a Su Hijo para restaurar al mundo, tuvo que preparar el camino paso por paso, comenzando con un individuo y extendiéndolo a una nación para establecer un Fundamento de Fe sobre el que pudiera venir el Mesías.

Después de todo, este mundo habría sido el mundo de Satán. Si el Mesías hubiera venido a esta Tierra sin un fundamento de preparación, el mundo satánico le habría destruido. Por eso Dios trabajó diligente y cuidadosamente para establecer una nación, una soberanía sobre la cual pudiera tener control. La nación de Israel fue el resultado de esa preparación para el Mesías.

Dios preparó a la nación de Israel como el "campo de aterrizaje" para el Mesías. Sobre el Fundamento de Fe de Israel, Dios pudo enviar Su último campeón, el Mesías.

Del mismo modo, el Cristianismo es hoy el campo de aterrizaje similar, del Mesías, para su Segunda Venida. Y los Cristianos se supone que forman un Fundamento de Fe para la vuelta del Mesías en la última hora de cumplimiento.

Hoy, como siempre, en nuestro trastornado mundo, nuestra esperanza es el Mesías! La misión del Mesías es la restauración rescatar a la humanidad sufriente de este mundo de pecado y restaurar al hombre a la perfección original y bondad de Dios. El va a destruir la soberanía mala de Satán en este mundo y establecer la soberanía de Dios.

Jesucristo vino como el Mesías hace 2.000 años para este propósito a restaurar el Reino de Dios . Hoy estamos esperando la Segunda Llegada de Cristo. El propósito de la Segunda Llegada es precisamente el mismo la restauración del Reino Original de Dios. Ese es el único propósito y la única voluntad de Dios.

Nosotros los Cristianos somos el pueblo escogido actual de Dios. Los Cristianos son los colaboradores de Cristo. Así pues, estamos en una posición de preparar un fundamento para el Señor, recibirle y aceptarle cuando venga, y participar en su misión de destruir a Satán de la faz de la Tierra, y llevar a toda la humanidad a la salvación.

Pero hoy los Cristianos no están seguros de la voluntad de Dios. Estamos más interesados en nuestra propia salvación personal, nuestro propio cielo donde quiera que esté y la garantía de nuestro propio nicho en ese paraíso. Pero esa no es la conducta que Dios pretendía que tuvieran los Cristianos.

¿DONDE ESTAS, DAVID?

Dios está buscando hoy a Sus campeones entre los Cristianos del mundo. Y el trabajo de Dios necesita un espíritu de sacrificio. ¿Cuántos Cristianos dicen ahora, "úsame como cordero en Tu altar, y mediante mi sacrificio salva a este mundo"? Dios busca a un espíritu que se niegue a sí mismo. Dios busca los portadores de la cruz para el siglo XX. Y los Cristianos de hoy están sordos a esta llamada.

En cambio, hoy los Cristianos piden a gritos "mi cielo", "mi salvación". ¿Y Dios qué? ¿.Y el resto del mundo qué? ¿Creéis que podréis guardar vuestro trocito de cielo cuando el resto del mundo se desmorona? No. Si de otro modo, el mundo entero fuera salvado, ¿no estaría ya incluida vuestra propia salvación?

Hoy, si las iglesias Cristianas continúan yendo por el mismo camino individualista, el espíritu del Cristianismo estará ligado a la decadencia. Antes de pedir a gritos nuestra salvación, pidamos a gritos el cumplimiento de la voluntad de Dios. Debemos liberar a Dios de la pena y Su dolor. Cuando hayamos solucionado el problema de Dios, el problema del hombre se resolverá automáticamente. Entonces el fuego Cristiano arderá verdaderamente con motivo del Corazón quebrantado de Dios, no por nosotros mismos.

En 2.000 años de historia, los Cristianos tuvieron muchas oportunidades de llevar el mundo entero a Dios. Pero los Cristianos, simplemente, no conocieron la voluntad de Dios. No actuaron cuando la oportunidad llamó.

Esa misma oportunidad está llamando de nuevo, Esta vez la oportunidad ha venido a América. Si los Cristianos americanos de hoy reconocen la voluntad de Dios en el día presente y actúan según ella, podemos trasformar el mundo y enderezarlo, y bajar el Cielo sobre la Tierra. La hora de la Segunda Llegada de Cristo está cerca, y aún no estamos enterados de los signos de los tiempos.

En vez de continuar pidiendo y orando: "Venga a nosotros Tu Reino, hágase Tu voluntad, así en la Tierra como en el Cielo", (Mateo 6:10), podemos actuar según la voluntad de Dios, y hacer ese cielo una realidad aquí mismo en Nueva York, porque ya hemos llegado a la hora del cumplimiento del plan de Dios.

Cada uno de nosotros es parte del cuerpo de Cristo, así cuando Cristo viene somos las prolongaciones de su cuerpo vivo. Si cada uno de nosotros quiere y está dispuesto a clavar su cuerpo en la cruz con el fin de tener vivo nuestro mundo, entonces de seguro cambiaremos este mundo en el Reino de los Cielos. !Vivir y morir por Dios y Cristo este es el privilegio de ser Cristiano!

Recordad, la voluntad de Dios es salvar al mundo entero no solo a los Cristianos, ni solo a las iglesias. Hay un versículo univer¬salmente conocido en la Biblia, que todos hemos aprendido los primeros días en la Escuela Dominical: "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a Su único Hijo, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna”. (Juan 3:16).

El énfasis está en la palabra "mundo". Tanto amó Dios al mundo, no solo a la iglesia, ni solo a los Cristianos, ni solamente a una gente determinada, sino al mundo entero. Por esta razón para salvar a este mundo es enviado el Mesías.

Si preguntárais a nuestro Señor ¿"Eres el Salvador de los Cristianos solamente?", os contestaría, "¡No!, Soy el Salvador de toda la humanidad".

Si preguntáis a Dios, "¿Eres el Dios de los Cristianos?" Dios diría, “¡No! Soy el Dios del universo, el Dios de toda creación, el Dios de todos los hombres".

Hace dos mil años, el pueblo estaba esperando la llegada del Mesías, pero por razones muy egoístas. Pensaban que el Mesías venía como una especie de conquistador militar para vengarles y derrotar al Imperio Romano, y a premiar a Israel con gran gloria y poder en sentido terreno. Y se equivocaron completamente.

Por el contrario el Mesías venía al pueblo de Israel para usarle como instrumento o sacrificio para esparcirse por el resto del mundo, para traer al mundo entero la salvación de Dios.

Si, Dios determinó restaurar el mundo entero, y traer a toda la humanidad a la bondad y perfección. Si Dios no pudiera hacer eso, entonces actualmente Dios sería un Dios derrotado. ¿Derrotado por quien? ¡Por Satán! Entonces Dios no sería Dios.

Poneos en la posición de Dios. Cuando Dios mira hoy sobre el mundo cristiano, no creo que esté satisfecho. El ve que hay una gran batalla a la cabeza que debe ser librada, y vencida. Dios debe tener un enfrentamiento con el formidable poder del enemigo, el poder de Satán, el poder del pecado.

Por eso, Dios necesita un David actual que se enfrente a este Goliat, Satán. ¿No oís el grito de Dios, "dónde está mi David”? ¿Dónde estás, David? Y Dios espera que los Cristianos de hoy respondan, "¡Si Señor! Yo soy Tu David. ¡Tu voluntad se cumplirá!"

Pero los Cristianos de este mundo parecen tener un profundo sueño. Y el puñado que están despiertos están ocupados peleando entre ellos. El tiempo de cosecha ha llegado en el otoño cósmico, pero Dios no tiene trabajadores para enviar a los campos.

Desde la caída del hombre, Dios ha estado librando una guerra divina contra el poder de Satán. Esta guerra no ha finalizado. La batalla final no ha llegado aún. Cristo viene por segunda vez como el comandante en Jefe, para librar la batalla final. Y esa hora ha llegado. Pero, todavía, ningún soldado celestial está preparado. Los Cristianos están dormidos.

Hasta aquí, Dios solo ha sido capaz de enfrentarse contra Satán en " guerra de guerrillas", no en guerra total. Sin embargo, Dios se ha estado preparando para un gran día, un "Día D" celestial, como el Día D del desembarco de Normandía cuando Dios pueda lanzar una ofensiva en todos los frentes. Ese día es el día de la vuelta de Cristo.¡Ese Día D de Dios es inminente! La Biblia es el documento de la preparación paciente de Dios conduciendo a la humanidad hacia la batalla final. El cumplimiento de la Biblia es la llegada del Señor la vuelta de Cristo para este Día D.

LA BIBLIA ES UN MENSAJE EN CLAVE

¿Qué es la Biblia, concretamente? La Biblia ha sido un libro misterioso. Sin embargo, la Biblia contiene el mensaje de Dios al hombre.

La Biblia no usa un lenguaje llano, sino está escrita en símbolos y parábolas. ¿Sabéis por qué ha presentado Dios la Biblia en símbolos y parábolas? ¿Por qué no expresa la verdad claramente?

Dios ha tenido que tratar con el mundo del pecado. A través de las generaciones, Dios ha recobrado a Sus trabajadores, o campeones de este mundo pecaminoso. Si Dios revelara Su estrategia demasiado abiertamente o llanamente, esa información habría sido usada por el enemigo contra Sus propios campeones. Eso es por lo que la Biblia está escrita como un mensaje en clave, así que solo los agentes de Dios o campeones pudieran descifrarla y no el enemigo.

Permitidme poner una analogía. Para proteger su seguridad América envía muchos agentes al exterior para recoger información vital concerniente a los posibles enemigos. Cuando el cuartel general se comunica con esos agentes en el exterior, particularmente en territorio enemigo, ¿se comunicarían abierta y llanamente? No. Nadie sería tan ingenuo. Se comunicarían con mensajes en clave mensajes secretos y así el enemigo no podía descifrarlos.

A través de la historia, la gente justa nunca tomó la iniciativa sino que sufrió en esta Tierra, debido simplemente a que estaban en territorio enemigo, y Satán no quería que los agentes de Dios prosperaran. Siempre que las fuerzas de Satán descubrían a los representantes de Dios, trataron de destruirlos.

Debemos darnos cuenta que Dios ha tenido que dar sus instrucciones en mensajes en clave. Así, la Biblia está escrita en símbolos y parábolas. Hasta cierto punto, se intenta que la Biblia sea misteriosa. ¿Entonces cómo podemos conocer el verdadero significado de esos símbolos y parábolas?

Es simple, hasta cierto punto. Si sois un agente enviado por vuestro cuartel general, y tenéis que descifrar un mensaje en clave, entonces debéis tener o bien un libro de claves, o comunicaros directamente con el cuartel general.

Del mismo modo, el significado de los símbolos y parábolas de la Biblia sólo puede estar claro cuando nos comuniquemos con nuestro "cuartel general" Dios. Este es verdaderamente el único modo seguro para conocer el significado esencial de la Biblia.

Hace dos mil años nuestro Señor Jesucristo trajo el esbozo para el Reino de los Cielos en la Tierra. Sin embargo, no pudo hablar claramente sobre su plan ni a sus propios discípulos. Jesús habló con figuras y parábolas. ¿Por qué?

Jesús conocía las adversas circunstancias en las que tenía que trabajar. Había presión política del Imperio Romano. Había un gobernante monárquico que se oponía a cualquier cambio. Y había un fuerte sistema y tradición religiosas. Todos podían ser dirigidos contra la construcción del Reino de Dios.

Jesús venía a encender el fuego de la Revolución en el hombre, que habría cambiado a su debido tiempo la estructura y la vida de la nación entera.. Pero no pudo hablar llanamente de algo de esto ni a sus propios discípulos. Por el contrario, tenía que hablar con figuras y parábolas, diciendo: "El que tenga oídos, que oiga". (Lucas 14: 35).

Si intentáis interpretar la Biblia literalmente, palabra por palabra, letra por letra, sin entender la naturaleza del mensaje en clave de la Biblia, estáis expuestos a cometer un gran error.

Por lo tanto, en este día, en esta hora, lo que el mundo Cristiano necesita es una revelación de Dios. Dios debe revelarnos Su plan; debe contarnos Su horario, y darnos instrucciones de que hacer en este tiempo. Dios en realidad prometió esto diciendo, en Amós: "No, no hace nada el Señor Yahvéh sin revelar su secreto a sus siervos los profetas". (Amós 3:7).

Hoy estoy aquí de pie en el Madison Square Garden no por mi propia voluntad, sino en obediencia a la Divina Voluntad de Dios. Dios me ha llamado como Su instrumento, para revelar el mensaje para su dispensa en los días actuales, por ello puede que haya un pueblo preparado para el día del Señor.

Esta noche me voy a centrar en la revelación divina concerniente a la venida del Señor de la Segunda Llegada la cuestión más importante de nuestro tiempo. Y con el propósito de comprender esto claramente, primeramente debemos conocer las circunstancias de la venida de Jesucristo hace 2.000 años.

JESUS NO VINO A MORIR

Hay un enigma histórico que no ha sido resuelto. Durante 4.000 años antes de la venida de Jesucristo, Dios había preparado al pueblo para el Mesías, como expliqué anteriormente. A través de sus profetas, Dios había prevenido al pueblo de estar preparado para el Mesías. Dios estuvo trabajando para promover expectación, y verdaderamente había gran fervor Mesiánico en Israel. Y en la hora señalada, Dios cumplió Su promesa. El Hijo de Dios, Jesucristo, llegó a tiempo a su propio pueblo.

Entonces ¿qué ocurrió? La historia es testigo, No le conocimos. Le rechazamos, nos rebelamos contra él y finalmente le crucificamos en la cruz. ¿Por qué?

Las iglesias Cristianas dicen, "Bien, la respuesta a esta pregunta es, sencillamente, que Dios envió a Jesucristo a morir en la cruz. La crucifixión era la voluntad predestinada de Dios desde el principio”.

Entonces, permitidme preguntar a esos "Cristianos, ¿qué haréis cuando Jesucristo vuelva hoy a vosotros?” Todos los Cristianos indudablemente responderán: "¡Le recibiremos! ¡Le daremos la. bienvenida! ¡Nos uniremos con él! ¡Le seguiremos!" Permitidme preguntar de nuevo, ¿Crucificaréis a Cristo cuando aparezca? "Vuestra respuesta debe ser, ¡No!”

Sí eso es así, entonces, ¿cómo era la gente hace 2.000 años? ¿Si hubieran aceptado a Jesús como vosotros haríais hoy aún tendrían que haberle crucificado? ¡No!

¡Fue un error! Fue por ignorancia por lo que crucificamos a Jesús.

Era la voluntad de Dios que Su pueblo aceptase al Mesías. En lugar de ello, le crucificamos. Y entonces los Cristianos se desentendieron diciendo que era la voluntad de Dios; ¡ridículo! Eso no es aceptable a nuestra lógica. Debió haber alguna terrible equivocación. ¿Cuál fue?

LA IGNORANCIA MATO A JESUS

La gente no conocía quien era Jesús de Nazaret. Ellos no le conocieron como el Hijo de Dios. Si hubieran sabido claramente que Jesús era el Mesías, el Hijo de Dios, no le habrían crucificado.

"Vino a su casa., y los suyos no le recibieron" (Juan: 1:11)

Y escuchando el testimonio de San Pablo: "Sabiduría desconocida de todos los príncipes de este mundo pues de haberla conocido no hubieran crucificado al Señor de la Gloria.” (I Corintios 2:8).

Si tan solo hubieran conocido quien era, no habrían crucificado al Señor de la gloria. Fue un. error. !Fue la ignorancia y la ceguera, quienes mataron a Jesucristo!

Los Cristianos del mundo no se han dado cuenta de la verdad que aconteció en el tiempo de Jesús. Si el único propósito de Dios enviando a Su Hijo era tenerle clavado en la cruz, entonces ¿por qué perdió Dios el tiempo antes para preparar al pueblo? Habría sido mucho más fácil para Dios enviar a Su Hijo entre incrédulos, o incluso entre salvajes. Ellos le habrían matado más rápidamente, y la salvación se habría anticipado.

ESCLAVOS DE LA LETRA DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Entonces la pregunta es, ¿por qué la gente no conocía quién era Jesús? Lo creáis o no, la principal razón por la que el pueblo de Dios no reconoció a Jesús como el Mesías fue por el Antiguo Testamento. Esto puede sorprenderos. Pero la gente interpretaba el Antiguo Testamento literalmente. No se dieron cuenta de que la Biblia estaba en clave. Ellos no buscaron un libro de claves. En cambio, tomaron la Biblia literalmente, palabra por palabra, letra por letra. En otras palabras, ellos llegaron a ser esclavos de la letra del Antiguo Testamento.

Permitid que os lo demuestre. El libro de Malaquías en el Antiguo Testamento tiene un propósito paralelo al del Apocalipsis en el Nuevo Testamento. Muestra claramente el horario y la descripción del último minuto de cómo vendría el Mesías. En Malaquías, encontráis estas palabras: "Yo os envío al profeta Elías antes de que llegue el Día de Yahvéh, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres". (Mal. 3:23 24) .

¿Quién era Elías? Era un profeta mayor de Israel que había vivido aproximadamente 900 años antes de Jesucristo, y había ascendido al cielo en un carro de fuego en un torbellino, según el Antiguo Testamento. Por eso la gente creía que Elías volvería literalmente desde el firmamento en un carro de fuego y anunciaría al Hijo de Dios. Esto es lo que la gente esperaba.

Pero ¿vino Elías? El problema consiste en que Elías no volvió de la forma que la gente esperaba. La gente nunca oyó nada sobre su vuelta milagrosa. Sin embargo, un día ellos oyeron una declaración extraordinaria. Un joven de Nazaret, que se llamaba Jesús era proclamado por sus seguidores como el Mesías, el Hijo de Dios. Por supuesto eso era un anuncio increíble.

Y ¿cuál fue la reacción inmediata de la gente? "¡Imposible!, dijeron. "¿Cómo puede ser Jesús de Nazaret el Hijo de Dios? No hemos oído nada sobre Elías." Si no hay Elías no puede haber Mesías.

Para aceptar a Jesucristo como el Hijo de Dios, ellos habrían tenido que prescindir de sus 4.000 años de tradición y tirar la Biblia. Pero nadie estaba dispuesto a hacerlo. En ese tiempo la gente entendía verdaderamente mal a Jesús, el Hijo de Dios. Decían de él: "No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces a tí mismo Dios". (Juan 10:33).

Y cogieron piedras, dispuestos a apedrear a Jesucristo, el Mesías.

Más tarde, cuando Jesús realizó muchas obras poderosas y milagros, la gente no honró a Jesús. En cambio decían: "Este no expulsa los demonios mas que por Beelzebul, príncipe de los demonios". (Mat. 12:24).

¡Qué tragedia! ¡Jesucristo, el Hijo de Dios, el Príncipe de la Paz, fue rebajado y relegado al príncipe de los demonios!

Poncio Pilatos, el gobernador Romano, no quería crucificar a Jesús, porque no podía encontrar ninguna falta en él. Sin embargo, la propia gente de Jesús eran los que estaban gritando, "¡Sea crucificado! ¡Sea crucificado!”

El pueblo que Dios había preparado para recibirle quería que Jesús fuera matado, y en su lugar fuera liberado el criminal Barrabas. ¿Era esa la voluntad de Dios? ¡No! Jesucristo fue la víctima de la ignorancia y ceguera de su propio pueblo. Y ellos leyeron erróneamente la profecía leyeron erróneamente el Antiguo Testamento.

Imaginad que Elías hubiera venido de manera sobrenatural, en un carro de fuego desde el cielo, como esperaba la gente. Ello habría creado una gran sensación. E imaginad a Elías apareciendo ante las multitudes y proclamando, "Este hombre, Jesús de Nazaret, es verdaderamente el Hijo de Dios". Entonces estoy seguro que cada uno se habría arrodillado y le habría adorado allí mismo. ¿Entonces quien se habría atrevido a crucificar a Jesucristo?

Sin embargo esa clase de milagro no era el significado de la profecía. La profecía de Malaquías sobre la venida de Elías era sin duda un obstáculo para el ministerio afortunado de Jesús. Cuando los discípulos de Jesús marchaban a todo Israel predicando el Evangelio y proclamando a Jesús como el Hijo de Dios, la gente repudiaba sus palabras, diciendo: "Si vuestro maestro es el Hijo de Dios, ¿dónde está Elías? El libro dice que Elías debe venir primero".

JUAN BAUTISTA ERA ELIAS

Los discípulos de Jesús no estaban preparados para contestar esa pregunta. En realidad ellos no eran eruditos del Antiguo Testamento. Después de todo, eran humildes pescadores de Galilea, recaudadores de impuestos, y rameras. Por eso, confundidos los discípulos decidieron un día ir a Jesús a pedirle ayuda en este asunto. Un relato aparece en Mateo.

Preguntáronle entonces sus discípulos: "¿Por qué, pues, dicen los escribas que Elías debe venir primero?" Respondió él: "Ciertamente, Elías ha de venir a restaurarlo todo. Os digo, sin embargo que Elías ha venido ya,..." Entonces los discípulos comprendieron que se refería a Juan el Bautista. (Mateo 17:10 13).

Esto era una auténtica sorpresa para los discípulos. Y entonces comprendieron, según la Biblia que Jesús se refería a Juan el Bautista.

¿Era Juan el Bautista Elías? Sí, Jesús lo dijo. Pero la gente nunca se convenció. Dijeron, "¡Atroz!"

Imaginemos que podemos traspasar esos acontecimientos a nuestro tiempo. Juan el Bautista hace 2.000 años era una persona de tremenda influencia, gozando de gran prestigio en todo Israel como un hombre sobresaliente de Dios, exactamente igual que hoy Billy Graham, un sobresaliente líder cristiano,

Digamos que un joven desconocido aparece de repente y empieza a proclamar al mundo que es el Hijo de Dios. Como estudiante de las Escrituras, tú le preguntarías:"Si eres el Hijo de Dios ¿dónde está el Elías prometido?" Si ese hombre dijera,"¿No sabes que Billy Graham es Elías?", ¿cual sería tu reacción? Dirías indudablemente "¡imposible!" ¿Cómo puede ser Billy Graham Elías? El no salió del cielo azul. Todos sabemos que es de Carolina del Norte!"

Vosotros no podríais aceptar eso, ¿verdad? Precisamente la misma clase de incredulidad hubo contra nuestro Señor Jesucristo. La gente no podía aceptar a Juan el Bautista como Elías simplemente porque él no vino del cielo. La gente de hace 2.000 años estaba obstinada en su creencia de que la profecía del regreso de Elías tenía que ser cumplida literalmente, que él, debería volver desde el cielo. Ellos fueron las víctimas de la letra del Antiguo Testamento.

JUAN BAUTISTA, HOMBRE FRACASADO

Sin embargo, Jesucristo continuaba predicando con poder y autoridad a pesar del desprecio de la opinión pública. La gente no podía destituir cómodamente a un hombre así. Necesitaban estar seguros de sí mismos. Por ello decidieron ir a preguntar al mismo Juan el Bautista y plantearle sus preguntas de una vez por todas. Ellos preguntaron a Juan: "¿Quién eres tú? El confesó y no negó; confesó: "Yo no soy el Cristo." Y le preguntaron: "¿Qué pues? ¿Eres tú Elías?" El dijo: "No lo soy." "¿Eres tú el profeta?" Respondió: "No” (Juan 1: 19 21).

Juan el Bautista negó todo. Dijo "Yo no soy Elías". Incluso negó el título de profeta. Todos le conocían y consideraban como un profeta de Dios, pero dijo, "No soy profeta" ¿Por qué? El evaluó la situación y sabía que Jesucristo estaba considerado por su propia sociedad como un marginado. Jesús parecía estar perdido, y Juan decidió no seguir a Jesús. El pensaba que sería mucho mejor negarlo todo.

Al hacer eso, Juan el Bautista empujó a Jesús a un rincón, haciéndole parecer un gran impostor sin defensa. Después de la negación de Juan, Jesús no tenía ningún nuevo recurso sobre este punto.

Entonces ¿por qué fue crucificado Jesucristo? Primeramente fue víctima de la interpretación literal del Antiguo Testamento. En segundo lugar, Jesús fue rechazado y finalmente crucificado debido al fracaso de la misión de Juan el Bautista. Podemos leer en Mateo que Juan el Bautista, esperando en prisión ser degollado envió a dos de sus discípulos a Jesús a preguntarle la siguiente cuestión: "¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?" (Mat. 11:3) .

¿Es esta la pregunta de un hombre que tiene fe en Jesús como el Hijo de Dios? Juan el Bautista anteriormente había testificado a Jesús en el Río Jordán: "Y yo le he visto y doy testimonio de que este es el Elegido de Dios." (Juan.1: 34).

Sin embargo, esta mismísima persona, con la mismísima lengua estaba ahora enfrentada a Jesús al preguntarle, "¿Eres realmente el Mesías, o debemos esperar a algún otro?" Qué descorazonadora debió ser esta pregunta para Jesús! ¡Qué hombre de poca fe era Juan!

La misión de Juan el Bautista era muy importante para el cumplimiento de la misión del Mesías. Dios envió a Juan específicamente "a preparar el camino del Señor, a tener dispuesto un pueblo preparado." Esa era la responsabilidad de Juan como el precursor de Cristo.

Jesús confiaba mucho en el éxito de la misión de Juan el Bautista. Cuando el mismo Juan el Bautista fue a Jesús y dijo: ¿Eres realmente el Mesías?, eso fue más penoso para Jesús que si le hubiera apuñalado con un cuchillo. La ira le abrumó. Jesús rehusó contestar "si" o "no" a esa imposible pregunta. Jesús dijo: "Dichoso aquel que no se escandalice de mí". ( Mat. 11:6).

Este fue el consuelo de Jesús a Juan cuando vio que Juan había fracasado. Jesús, realmente, estaba diciendo: "Pobre Juan, hombre fracasado. No tienes gran fe en mí. Estás ofendiendo al Hijo de Dios. Estoy triste por ti, Juan.”

Y entonces Jesús habló de Juan indignado a la gente, diciendo: "¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué salisteis a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido? ¡No! Los que visten con elegancia están en los palacios de los reyes. Entonces ¿a qué salisteis? ¿A ver un profeta? Si, os lo aseguro, y más que profeta." (Mat. 11:7 9).

Juan era más que profeta, porque vino para dar testimonio directamente de Jesucristo, el Hijo de Dios. El nació para una misión extraordinaria. Dios confió esa gloriosa responsabilidad a Juan. ¡Qué honor para un hombre ser llamado "más que profeta" por Jesús! Sin embargo, Juan fracasó en cumplir ese honor. Por esa razón, Jesús dijo en Mateo: "En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista, sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él." (Mat. 11:11).

Juan había caído hasta el punto donde incluso el más pequeño en el Reino de los Cielos era mayor que él. El significado de la declaración de Jesús ha sido misterioso. Los Cristianos no han comprendido su verdadero significado porque no se han dado cuenta de que Juan el Bautista era un hombre que fracasó en su misión. Esta noche podemos conocer el verdadero significado.

Juan el Bautista era el mayor entre los nacidos de mujer debido a su misión, que era testificar del Hijo de Dios. Todos los profetas en el pasado habían tenido la misma misión. Pero los profetas que vinieron antes que Juan habían dado testimonio del Mesías con la distancia de tiempo entre ellos y el Señor.

Juan nació como contemporáneo de Jesucristo, así pues tenía el privilegio de dar testimonio del Cristo vivo cuando apareció en persona. En cuanto a su misión, Juan el Bautista tenía la mayor, la más gloriosa de todas. Por eso, Jesús dijo que era el mayor entre los nacidos de mujer.

Sin embargo, en el cumplimiento de su misión, Juan fue el último de todos; él fue el fracaso más miserable de todos. Todos los profetas que habían vivido antes que él estaban en el Reino de los Cielos en el mundo espiritual. Ellos conocían quién era Jesucristo. Pero Juan no. El dudó. Se volvió escéptico y finalmente ciego a la identidad de Jesús. Por último, falló en mantener su propio testimonio del hijo de Dios. Llegó a ser un hombre fracasado, y por consiguiente el más pequeño de todos en el Reino de los Cielos.

Os daré otra prueba evidente del fracaso de la misión de Juan el Bautista. La gente dijo a Juan: "Rabbí, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, aquel de quien diste testimonio, mira, está bautizando y todos se van a él". (Juan 3:26) .

Entonces Juan contestó: "Es preciso que él crezca y que yo disminuya”. (Juan 3:30).

Los Cristianos han interpretado esto queriendo decir que Juan era verdaderamente un hombre humilde y un gran profeta. Ellos creen que él vio en su humildad que Jesús debía crecer, mientras que él mismo debía disminuir.

Por el contrario, esto es un prueba de la arrogancia de Juan el Bautista. Si Juan hubiera tomado a Jesucristo seriamente como el Hijo de Dios, no habría tenido otra alternativa sino unirse con Jesús y seguirle apasionadamente, en cualquier circunstancia. El habría crecido o caído junto con Jesús, unidos al mismo destino. Este pasaje muestra que de hecho Juan no siguió a Jesús.

Tomó un curso independiente y abandonó a Jesús. En realidad no tomó a Jesús con seriedad.

Juan el Bautista fue finalmente decapitado. ¡Podría haber sido un mártir glorioso si hubiera sido decapitado por estar llevando a cabo su misión encomendada, dando testimonio y proclamando al mundo que Jesucristo era el Hijo de Dios! Pero fue decapitado solo porque se vio envuelto en el escándalo amoroso de la familia del Rey Herodes. Este asunto no concernía al trabajo de Juan. Su única responsabilidad era atender al Hijo de Dios. Pero Juan desertó de esta misión divina y padeció una muerte absurda e incluso vergonzosa. Esta verdad debe ser contada, aunque sea penosa.

Por último, Jesús dijo de Juan, en Mateo: "Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo conquistan." (Mat. 11:12).

Esto significa que a causa del fracaso de la misión de Juan el Bautista, el Reino que Jesucristo traía sufrió y fue abierto en competencia. Cuando un campeón de Dios falla en su misión, algún otro debe tomar esta misión de acuerdo con sus méritos. Por eso, hombres de fe violenta como Pedro tomaron la posición de Juan por la fuerza de sus méritos.

Sin embargo, ¿cuál habría sido el resultado si Juan el Bautista hubiera sido un hombre de gran fe? Habría llegado a ser indudablemente el principal discípulo del Hijo de Dios, Jesucristo. Si Jesús hubiera sido Rey, Juan habría sido primer ministro. Esta era la posición que Dios planeó para Juan.

En ese caso, por consiguiente, los 12 apóstoles, los 70 discípulos y los 120 que Jesús escogió todos habrían venido de las filas de los propios seguidores de Juan. Juan habría servido como mediador para lograr unidad y armonía entre el pueblo escogido de Israel y el Hijo de Dios. Entonces, ¿quién se habría atrevido a crucificar a Jesús bajo estas circunstancias? ¡Nadie! La crucifixión nunca habría tenido lugar.

Estoy seguro de que mucha gente que lee la Biblia debe haberse preguntado sobre Juan, "¿Si era un hombre tan grande, por qué no llegó a ser el principal discípulo del Hijo de Dios?" El mismo Jesús indicó la misión que Juan el Bautista venía a cumplir: "Pues todos los profetas, lo mismo que la ley, hasta Juan profetizaron. Y, si queréis admitirlo, él es Elías, el que iba a venir." (Mat. 11:13 14).

Juan el Bautista representaba la consumación del Antiguo Testamento, la Ley y los Profetas. El era el príncipe de la antigua era. Jesucristo vino como el Príncipe de la nueva era. Si hubiera sido sostenido por Juan el Bautista, habría estado erecto sobre el firme fundamento de la Era del Antiguo Testamento. Entonces la nueva era podría haber florecido en el fértil terreno de los méritos de la antigua era. El Hijo de Dios podría haber establecido su glorioso Reino inmediatamente. Y Juan el Bautista habría sido la piedra angular de ese Reino.

Si Juan el Bautista hubiera seguido a Jesús, entonces los líderes distinguidos de aquella sociedad habrían sido los primeros en aceptar a Jesucristo como el Hijo de Dios. Entonces, ¿quién habría crucificado al Señor de la Gloria?

Cuando Dios envió a Su único Hijo a este mundo a establecer Su Reino sobre la Tierra, ¿pensáis que no querría que fuera seguido por toda la gente más capacitada de su tiempo? ¿Pensáis que Dios quería que siguieran a Jesús solamente los marginados de la socie¬dad? ¡De ningún modo! Únicamente a causa de fracaso de Juan el Bautista fue roto el enlace entre el Hijo de Dios y el pueblo.

Y como resultado, solamente pescadores, recaudadores de impuestos, rameras y leprosos siguieron a Jesucristo. Esto ocasionó gran aflicción al corazón de Dios.

Si el Señor vuelve hoy al mundo ¿no es lo más lógico que todos los líderes del Cristianismo los obispos, los cardenales, el Papa y todos los evangelistas y los grandes ministros del mundo se convirtieran en el primer grupo para dar la bienvenida a Cristo? Si ellos siguieran al Señor y llegaran a ser sus primeros discípulos, el establecimiento de Su Reino sería infinitamente más fácil.

Podéis decir, "Rev. Moon, ¿con qué autoridad está hablando? ¿Qué le hace estar tan seguro?" Yo tengo la autoridad para decir estas cosas. Dios me mostró la verdad. Estuve con Jesús. Jesús mismo me mostró estas verdades. Y estuve incluso con Juan el Bautista en el mundo espiritual. El mismo confirmó la verdad de este testimonio. Después de estas extraordinarias experiencias espirituales volví a la realidad de este mundo, la misma Biblia que había estado leyendo tomó un significado completamente nuevo.

Aunque no podáis aceptar ahora estas cosas como la verdad, por lo menos debéis suspender vuestro juicio. Un día todos nosotros conoceremos la verdad. Al final todos vamos a morir. Cada uno de nosotros terminará en el cielo espiritual, donde la verdad es como la luz del sol. Allí, ninguno puede escaparse de ella. Aquel día todos veremos la verdad completa.

Sin embargo, dichoso aquel que pueda ser suficientemente humilde para aceptar la verdad mientras tiene la oportunidad aquí en la Tierra. Vuestro conocimiento de la verdad y de Dios aquí en la Tierra determinará vuestra vida eterna.

JESUS ESPERADO SOBRE LAS NUBES DEL CIELO

Hay una tercera razón vital por la que Jesús no fue aceptado como el Mesías. Hace dos mil años la gente esperaba que el Hijo de Dios vendría sobre las nubes del cielo, según la profecía de Daniel: "Yo seguía contemplando en las visiones de la noche: y he aquí que en las nubes del cielo venía como un Hijo de Hombre." (Dan. 7:13).

Pero Jesucristo no apareció milagrosamente sobre las nubes del cielo. El nació de la mujer María, la esposa de José. La gente decía: ''Bueno, ¿cómo puede ser este Jesús el Hijo de Dios? No es más que un hombre como tu y yo."

Esta fue otra abrumadora razón por la que la gente rechazó a Jesús.

Algunas tendencias dicen que esta profecía de Daniel no era para la primera venida de Jesucristo, sino pensada para el Señor de la Segunda Llegada. Pero yo digo que esto no es cierto porque Jesús testificó que todos los profetas estaban consumados en Juan el Bautista. Todas las profecías y la ley dadas antes que Juan el Bautista estaban pensadas para ser cumplidas en el tiempo de Jesucristo.

Así pues, la profecía de la venida del Hijo del Hombre sobre las nubes del cielo estaba pensada para la venida de Jesucristo hace 2.000 años. En aquellos días no había Nuevo Testamento, y el pensamiento de la Segunda Llegada del Señor no estaba aún en la mente de Dios.

Esta profecía causó mucha dificultad para el ministerio de Jesús. Podemos ver esto en el Nuevo Testamento, donde el apóstol Juan advierte: “Muchos seductores han salido al mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Ese es el seductor y el anticristo." (II Juan 7).

Esto es lo que Juan decía hace 2.000 años a los incrédulos de Jesucristo, que le rechazaban simplemente porque era un hombre en la carne. No aceptaban a Jesús porque estaban esperando algo sobrenatural que apareciera sobre las nubes. Juan condenó a esta gente con los peores términos diciendo, "ese es el anticristo".

Estas verdades históricas han sido encubiertas por el mundo cristiano. Hoy, por primera vez todas estas circunstancias del ministerio de Jesús han irrumpido al exterior.

Si, nuestro Señor Jesucristo vino a cumplir la misión de traer el Reino de Dios a la Tierra. Pero no le comprendimos. Cometimos el gran crimen de clavarle en la cruz. Fue una gran tragedia. Sin embargo más tarde decimos que era la voluntad de Dios. ¡Qué irónico!

La creencia de qué Jesús vino a morir en la cruz ha llegado a ser la base del Cristianismo. Pero esta errónea creencia ha estado desgarrando el corazón de Dios una y otra vez durante los últimos 2.000 años. El corazón de Dios se rompió cuando Adán se rebeló contra El, y de nuevo cuando Su Hijo fue crucificado en la cruz en el Monte Calvario. Hemos tristemente malentendido a ambos, a Dios y a Cristo.

¿Por qué, entonces, ha sido revelada esta verdad en este preciso momento? Porque el tiempo de la Segunda Llegada de Cristo está cerca. Y Dios no quiere que los Cristianos cometan el mismo fallo que cometió la gente del tiempo de Jesús.

Solamente con la revelación de la verdad clara del Padre Celestial todas las iglesias Cristianas llegarán a ser una. Sí, la verdad nos une. Si conocemos la verdad, esa verdad nos hará libres de nuestras erróneas y desunidas creencias. Y la verdad llana de Dios ha sido revelada ahora.

CRUCIFIXION MISION SECUNDARIA DE JESUS

La crucifixión no fue de ninguna manera la misión original del Hijo de Dios, sino representó una alteración de su curso previsto. Fue una misión secundaria. Se decidió en el Monte de la Transfiguración. Un relato de ésta aparece en Lucas: "Y he aquí que conversaban con él dos varones, que eran Moisés y Elías; los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que estaba para cumplirse en Jerusalén." (Lucas 9:30 31

Cuando Pedro, primer discípulo de Jesús fue informado por Jesús de que sufriría en Jerusalén y tenía que ser crucificado, Pedro protestó violentamente, como leemos en Mateo: "¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!" (Mat. 16:22) .

Entonces Jesús le echó diciendo: "¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tropiezo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!" (Mat. 16:23).

Los cristianos citan a menudo este pasaje particular como prueba de que Jesús vino a morir en la cruz. "Muchos dicen, “Mira lo que dijo Jesús. Dijo que venía a morir. Es por lo que reprendió a Pedro y le llamó Satanás, porque Pedro se oponía a que Jesús fuera a la cruz."

Pero esa interpretación falla en un punto vital. Jesús reprendió a Pedro después de conocer que Dios había cambiado Su plan y alterado la misión de Jesús. A causa del rechazo del pueblo, Dios sabía que Jesús no podía proseguir con su misión primaria, el establecimiento del Reino sobre la Tierra, porque ello requería la cooperación del pueblo.

En este último punto de su ministerio, Dios pidió a Jesús que cumpliera solamente el objetivo de la salvación espiritual.

No obstante Jesús estaba preparado para esta meta secundaria. Y el pobre Pedro no sabía nada sobre este cambio en la misión de Jesucristo.

Jesús llamó a Pedro "Satanás" porque las palabras aparentemente confortantes de Pedro no tenían ninguna aplicación a la voluntad de Dios en ese punto. Pedro habló con ignorancia y ceguera. Pero Jesús no podía permitirse olvidar esta misión secundaria porque entonces su venida habría sido completamente en vano.

LA ACEPTACION DE JESUS HABRIA TRAIDO EL REINO DE DIOS

Consideremos qué habría ocurrido actualmente si Jesús hubiera sido aceptado por el pueblo de Israel. En realidad, habría llegado a ser el rey de esa nación. Entonces, como Rey de Israel, habría unido a sus discípulos con todos los descendientes de Abraham, incluyendo las doce tribus de Jacob y todas las tribus árabes. Todos ellos habrían formado una familia del Hijo de Dios.

Jesucristo habría erigido una soberanía celestial centrada sobre la nación de Israel. La constitución del Reino de Dios habría sido promulgada en su tiempo. Habría sido establecida una nación invencible, en la que la soberanía de Dios habría llegado a ser realidad. Esa nación bajo Dios, que el primer Adán tenía que haber comenzado, finalmente se habría realizado con el último Adán Jesucristo como Rey. Incluso el Imperio Romano se humillaría ante el Reino de Dios.

Esta es la predicción de Isaías: “Grande es su señoría y la paz no tendrá fin sobre el trono de David y sobre su reino, para restaurarlo y consolidarlo por la equidad y la justicia. Desde ahora y hasta siempre, el celo de Yahvéh Sebaot hará eso”. (Isaías 9:6).

Incluso después de la muerte de Jesús, sus discípulos marcharon hacia Roma con las manos vacías, sufriendo y derramando sangre. Pero durante 400 años, el Imperio Romano se hundió ante este ejército desarmado. Si Jesucristo no hubiera sido crucificado, sino hubiera sido el comandante vivo de esta armada santa, entonces todo el Imperio Romano habría sucumbido bajo la soberanía de Dios en la propia vida de Jesús.

En aquel tiempo, el gran Imperio Romano era el centro del mundo. El plan de salvación de Dios era restaurar el mundo entero. Por eso Dios había preparado a Roma para ser el centro de todas las naciones, por tanto una vez que el Reino hubiera llegado a Roma, podría haber sido llevado fácilmente al mundo entero. Si Jesús hubiera sido capaz de establecer su Reino en el Imperio Romano, entonces, mediante el poder e influencia de Roma, cada rincón del mundo habría oído el evangelio de Jesucristo durante su vida en la tierra.

Entonces Jesús en su propio tiempo habría establecido el Reino de los Cielos en la tierra de forma real. La nación de Israel habría sido el glorioso centro de su Reino. Hoy no habría Cristianismo ni Catolicismo Romano, ni Iglesia Presbiteriana, ni Metodismo, ni Iglesia de Cristo. Ninguna de ellas habría sido necesaria. Vosotros no necesitáis un vehículo cuando habéis llegado bien a vuestro destino.

Ya seríamos ciudadanos del Reino de los Cielos. No habría ninguna matanza en la historia del Cristianismo ningún mártir. Y no habría ninguna cruz en las agujas de las iglesias.

Entonces no habría ninguna razón para la Segunda Llegada de Cristo, porque la misión del Mesías ya habría sido consumada. Hoy no habría ni Satán, ni pecado sobre la tierra. Hasta el espíritu más pequeño habría sido restaurado o habría nacido a la bondad de Dios en la perfección. ¿Por qué habría de venir Cristo de nuevo? No habría ninguna razón para la Segunda Llegada. No se necesita a un doctor cuando no hay pacientes que curar.

La triste realidad, sin embargo, es que Jesucristo se encontró con una rebelión. Sin la obediencia de Adán y Eva, Dios no pudo cumplir Su ideal en el Jardín del Edén. Y sin la cooperación del pueblo, Jesucristo no pudo establecer su Reino en la Tierra.

LA CRUCIFIXION TRAJO SOLAMENTE LA SALVACION ESPIRITUAL

Por eso Jesús cambió a su misión secundaria, la salvación espiritual. Dios permitió que Su Hijo fuera sacrificado, como hecho necesario, a causa del pecado y la ceguera del pueblo. Ese fue el significado de la crucifixión. Dios permitió que Jesús muriera en la cruz como un rescate pagado a Satán. A cambio, mediante la resurrección de Jesús, Dios pudo reclamar las almas de los hombres, aunque no pudiera dar redención al cuerpo.

Por consiguiente, la victoria de Dios no estaba en la cruz sino en la Resurrección. Esto es lo que permitió la salvación de las ofrendas del Cristianismo.

En la crucifixión de Jesús, el Cristianismo fue también crucificado. A la hora de la tribulación del Señor, nadie le permaneció fiel. Todos le traicionaron. Incluso Pedro negó a Cristo.

Pero con la Resurrección, el Cristianismo también revivió. Entonces, durante 40 días, Jesús cementó las piezas fragmentadas del Cristianismo. Ese fue el comienzo del Cristianismo de hoy.

Sí, nuestra salvación viene desde la victoriosa Resurrección. Esta es la victoria de Cristo, sobre la que el poder de Satán no tiene ninguna influencia. Pero el cuerpo de Jesucristo fue entrenado como sacrificio y como rescate. Y cuando entregó su cuerpo, estaba entregando también el cuerpo de la humanidad. Por lo tanto, nuestra salvación es limitada, al traer solo redención espiritual, porque la redención del cuerpo no pudo ser cumplida hace 2.000 años. Y nuestro mundo sufre todavía bajo el poder de Satán. El pecado aún es violento y domina este mundo mediante nuestros cuerpos.

San Pablo exclamaba con angustia, en Romanos: "¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a la muerte? !Gracias sean dadas a Dios por Jesucristo nuestro Señor! Así pues, soy yo mismo quien con la razón sirve a la ley de Dios, mas con la carne, a la ley del pecado. (Romanos 7:24 25).

San Pablo vivía en la gracia del Señor. Pero todavía confesaba que solamente podía servir a Dios con la razón, y con la carne servía a la ley del pecado. Su cuerpo todavía tenía que ser redimido; él aún estaba angustiado en pecado.

Y del mismo modo sucede con nosotros. Al aceptar a Cristo, tenemos la salvación espiritual. Pero nuestros cuerpos sirven a la ley del pecado en dominio de Satán hasta que vuelva de nuevo y nos libere de la esclavitud del pecado. El Señor de la Segunda Llegada es el único que puede darnos la salvación completa: la salvación espiritual y también la redención de nuestros cuerpos.

Hoy, el Cristianismo tiene facultad solamente para dar la salvación espiritual. De otro modo que la nación de Israel, el Cristianismo no tiene una base física. Por consiguiente, el dominio de Dios en el Cristianismo es solamente sobre un reino espiritual.

Por lo tanto, la gran esperanza de la humanidad es la Segunda Venida del Mesías. Esta es la esperanza de América, la esperanza del mundo. América esta excepcional nación cristiana debe ahora despertar y prepararse para el día de la venida del Mesías.

El Cristianismo americano esta hoy en la posición de Israel hace 2.000 años. América está destinada a servir como el lugar de llegada del Mesías en el siglo XX. Dios desea extenderse por el mundo. Pero para hacer eso, Dios debe extenderse primero por América.

El papel de América es paralelo al del Imperio Romano hace 2.000 años. Así como Roma fue el centro del mundo en aquellos días, América es el centro del mundo en los tiempos modernos.

Jesús puso sus ojos en Roma. Y cuando Cristo vuelva, pondrá sus ojos en América.

LA ORACION EN EL HUERTO DE GETSEMANI

Debido a todo esto, nosotros los Cristianos no hemos comprendido el verdadero espíritu de la oración de Jesucristo en el Huerto de Getsemaní.

En el Huerto, Jesús dijo a sus discípulos: "Mi alma está triste hasta el punto de morir, quedaos aquí y velad conmigo." Y adelantándose un poco, cayó en tierra, y suplicaba así: "Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz, pero no sea como yo quiero sino como quieras tú" (Mat. 26:38 39) .

Oró de tal forma no una, sino tres veces. Estaba triste hasta el punto de morir. En el mundo cristiano muchos piensan que oró de tal forma debido a su debilidad humana, incluso aunque su misión fuera morir en la cruz. ¡Nada más lejos de la verdad!

Durante el reinado de los Emperadores romanos, cientos de miles de Cristianos fueron martirizados. Ellos no decían, "Por favor, que pase de mí este cáliz."

Simón Pedro, cuando iba a ser crucificado, dijo a sus perseguidores, "No soy digno de morir del mismo modo que mi Señor. ¡Hacedme el favor! Crucificadme cabeza abajo." El no dijo, "Por favor, que pase de mí este cáliz."

Cuando Esteban, el primer mártir cristiano, fue lapidado, no dijo, "Que pase de mí este cáliz." La Biblia indica que murió lleno de paz, orando por sus ejecutores.

Incluso, aparte de la Biblia, Nathan Hale, un joven oficial en la Guerra de Revolución Americana, cuando fue capturado y antes de ser ahorcado, dijo, "Solamente lamento no tener más que una vida para darla por mi patria”. El no dijo, “Por favor, que pase de mí este cáliz."

¿Pensáis que el Mesías, Jesucristo, el Hijo de Dios, sería más débil que toda esta gente especialmente si viniera para el único propósito de morir en la cruz para la salvación del mundo? ! No ! Si ese fuera el caso, él no estaría calificado para ser el Mesías. No hemos comprendido al Señor Jesús.

La oración en el Huerto de Getsemaní no fue hecha por algún motivo individual, ni porque Jesús temiera a la muerte. Jesucristo, nuestro Señor, estaba dispuesto a morir mil veces si ese fuera el único modo de conseguir la salvación de la humanidad.

El estaba preocupado a causa de su misión. Estaba preocupado por el sufrimiento de su Padre Celestial. Estaba preocupado porque podía prever las terribles consecuencias de su crucifixión. Jesús sabía que su crucifixión no era la última voluntad de Dios. Sabía que su muerte pospondría la realización del Reino de los Cielos otros 2.000 años, y que mientras tanto la humanidad sufriría terriblemente.

Sabía que millones de seguidores que vendrían después de él tendrían que sufrir, derramando su sangre y siendo martirizados como él. Sabía que Israel sería abandonada y saqueada. Y sobre todo tenía el deseo de llevar la victoria y el cumplimiento glorioso al trono del Padre en el Cielo, y no volver solo a través de la crucifixión. No quería volver a Dios de ese modo, sino tener una triunfante bienvenida.

Por eso, en el Huerto de Getsemaní, Jesús hizo su último y desesperado ruego a Dios, preguntándole, "Aún en este último momento, ¿hay alguna posibilidad de que pueda permanecer en la tierra, para cumplir mi misión?” Si vamos a ser verdaderos seguidores de Cristo debemos comprender la pena y angustia que sufrió Jesucristo.

Además, si la crucifixión era la voluntad completa de Dios, entonces Judas el discípulo que traicionó a Jesús habría sido considerado como un héroe y se le habría dado una medalla celestial, porque, si tenía que ser crucificado el Hijo de Dios, alguien le tenía que entregar al enemigo. Sin embargo, Jesús dijo de Judas: "¡Ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado. Más le valdría a ese hombre no haber nacido!" (Mat. 26:24).

¿Y por qué exclamaría Jesús en la cruz?:

"!Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado? (Mat. 27:46).

Si su crucifixión era la voluntad de Dios, Jesús habría estado más que feliz en aquel momento. El habría exclamado, “¡Dios mío, cuánta honra! !Alégrate, Padre, he vencido!"

El Cristianismo tiene hoy la visión tradicional de que Jesús vino simplemente a morir en la cruz. !Este es el modo como los cristianos han justificado el asesinato del Hijo de Dios!

COMO SE CUMPLIRA LA SEGUNDA VENIDA

Hoy, no podemos creer nada sin lógica. Dios es la verdad, y la verdad es lógica. No puede haber ninguna perfección en ignorancia.

Tan sólo la oración cristiana no pudo poner a Neil Armstrong sobre la Luna. Fue necesaria la verdad científica. Yo mismo fui estudiante de ciencia y sé que Dios es también el Dios de la ciencia. Por lo tanto Su mensaje tiene que ser científico, lógico, y convincente para los hombres del siglo XX.

Permitidme llegar ahora a la cúspide de esta la charla de esta noche discutiendo cómo se va a cumplir la Segunda Llegada de Cristo.

Leemos en la Biblia, en Mateo: "Verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria" (Mat. 24:30) .

Y en el Apocalipsis, leemos: "Mirad, viene acompañado de nubes”. (Apocalipsis 1:7) .

Pero por otra parte en I Tesalonicenses, leemos: “El Día del Señor ha de venir como un ladrón en la noche." ( I Tes. 5:2).

Una profecía dice que el Señor viene acompañado de nubes del cielo, mientras que la otra dice que viene como un ladrón por la noche. Estas dos profecías hasta cierto punto están en conflicto. Si viene como un ladrón, no puedo al mismo tiempo aparecer en las nubes. ¿Escogeremos una profecía y dejaremos la otra?

La gente de hace 2.000 años no conocía que el mensaje de Dios está en símbolos. Interpretaban el mensaje de Dios literalmente y cometieron un grave error. Y cuando nosotros los Cristianos leamos el Nuevo Testamento, no debemos cometer el mismo error. Debemos leer la Biblia en el espíritu de Dios, y conocer el verdadero significado de los símbolos y parábolas.

Hace dos mil años todos esperaban que Elías apareciera desde el cielo azul, pero no vino de esa forma. Y esperaban que el Mesías viniera acompañado de nubes del cielo, pero no vino de esa forma. Hoy, los Cristianos esperan que el Señor de la Segunda Llegada venga sobre las nubes. ¿Pero tenéis alguna garantía de que esta, vez tales esperanzas no serán defraudadas?

Seamos suficientemente humildes y abiertos de mente para aceptar ambas posibilidades su venida sobre las nubes del cielo, y su venida como un ladrón por la noche. Si pensáis solamente en la venida del Señor sobre las nubes, y luego vuestra esperanza no se cumple debido a su venida como el Hijo del hombre en la carne, entonces estaréis más propensos a cometer el mismo crimen que la gente cometió hace 2,000 años.

Sin embargo, si sois humildes y capaces de aceptar al Señor como el Hijo del hombre en la carne que es el único modo de que pueda venir como un ladrón entonces no tenéis nada que perder. Estaréis seguros de encontrar al Señor de cualquier forma que venga.

Si de algún modo podéis extrañar al Señor, sería solamente si viene como un ladrón. Si viene sobre las nubes, no tenéis por qué preocuparos. Entonces todos le verían. Las redes de televisión lo harían posible, pero debo deciros que Dios no enviará a Su Hijo acompañado literalmente de nubes. Si os quedáis mirando al cielo esperando la Segunda Llegada del Señor, seréis defraudados. El vendrá, de nuevo, como un hombre en la carne.

Esto es revelación de Dios. Permitidme testificarlo leyendo las profecías significativas de la Biblia. En Lucas, leemos,

Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de Dios, les respondió (Jesús): "El Reino de Dios viene sin dejarse sentir," (Lucas 17:20).

Todos verían las nubes del cielo. Pero Jesús dijo que no sentiríamos la venida del Reino. ¿Vio la gente la llegada del Mesías hace 2.000 años? No, no la vieron, porque vino como el Hijo del hombre en la carne.

Leamos ahora una declaración de Jesús aún más extraordinaria. Mucha gente pregunta, "¿De verdad dice eso la Biblia?" Ved en Lucas, cuando dice Jesús: “Pero, antes, le es preciso (al Señor de la Segunda Llegada) padecer mucho y ser reprobado por esta generación." (Lucas 17:25).

Si el Señor viniera acompañado de nubes del cielo, con gran poder y gloria, al son de las trompetas de los ángeles, ¿quién podría osar reprobarle o hacerle padecer? ¿Vosotros? Esas son las palabras de Jesús. Padecerá y será reprobado, porque viene como el Hijo del hombre en la carne. Al principio la gente tendrá un tiempo difícil para reconocerle como el Cristo.

Todas las iglesias Cristianas y todos los Cristianos devotos están esperando la venida del Señor en las nubes del cielo. Todos están mirando arriba, esperando que aparezca. Pero si esa esperanza no se realiza, y el Señor aparece inesperadamente como el Hijo del hombre en la carne como vino Jesús a este mundo la primera vez entonces qué sucederá?

Al principio la gente le reprobará y le hará padecer. No habrá fe sobre la tierra. Nadie le aceptará como Cristo al principio. Muchos Cristianos cogerán piedras para arrojárselas. Muchos Cristianos le llamarán blasfemo, hereje, y le acusarán de estar poseído por demonios. Estos eran los mismos cargos en contra de Jesús hace 2.000 años.

En Lucas, leemos: "Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre. Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos." (Lucas 17:26 27 ).

Esta es la descripción de los días del Hijo del hombre. Y sucederán cuando el Señor venga como el Hijo del hombre en la carne.

Como hombre, el Jesús venidero anunciará el Reino de los Cielos. Pero nadie le prestará atención. De hecho, la gente se reirá de él, le ridiculizará, le perseguirá, y harán toda clase de maldades en contra suya.

Y mientras tanto, el mundo continuará en su forma habitual, en negocios carnales comiendo, bebiendo, casándose hasta el día en el que el Señor sea alzado al trono del juicio. !Cuando el mundo le reconozca como el Señor del Juicio, será demasiado tarde! El arca estará cerrada. El juicio será ya inminente.

Ahora quiero leeros este pasaje, donde Jesús dijo: "Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la Tierra?" (Lucas 18:8).

Jesús preguntó si habría fe sobre la Tierra cuando volviera Cristo. ¿Por qué?

La historia puede repetirse. Hace dos mil años había una fe tremenda. La gente oraba en las sinagogas por la mañana, a mediodía y por la noche. Constantemente leían las Escrituras, escribiendo en las solapas, y recitándolas todos los días. Guardaban los Diez Mandamientos y todas las leyes. Llevaban sus diezmos al templo. Ayunaban una vez tras otra.

Sin embargo, cuando apareció el Hijo de Dios, fracasaron en reconocerle y le pusieron en la cruz. ¿Encontró Jesús alguna fe? A la vista de Jesucristo, no había absolutamente ninguna fe sobre la Tierra.

Así, cuando aparezca de nuevo como el Hijo del Hombre en la carne, puede ser también que no haya ninguna fe sobre la Tierra.

Millones de Cristianos y miles de iglesias puede que nunca vean venir al Hijo del hombre, porque viene en la carne.

Ahora, leamos finalmente a Mateo: "Muchos me dirán aquel Día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” Y entonces les declararé: Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!" (Mat. 7: 22 23).

¿Qué significa esto? ¿Por qué serán condenados como agentes de iniquidad estos devotos cristianos que invocan en el nombre del Señor? ¿Qué clase de mal habrían cometido?

A lo largo de la historia, muchos crímenes y pecados han sido cometidos en el nombre del Señor, en el nombre de Dios.

No hay mejor ejemplo que el que ocurrió en el tiempo de Jesús. La gente que conspiró para matar a Jesucristo y finalmente lograron crucificarle en la cruz era la misma gente que había seguido la palabra de Dios día y noche. Pero cuando el Hijo de Dios vino a ellos, cometieron el peor crimen de la historia. Ellos mataron al único Hijo de Dios, ¡y lo hicieron en el nombre del Señor!

Del mismo modo, cuando Cristo venga a nosotros de nuevo como un hombre en la carne, ¿cómo podemos estar seguros de que los Cristianos de hoy no serán los primeros en tirar piedras al Cristo de retorno? Tenemos hoy la misma responsabilidad que la gente de hace 2.000 años. Por muy buenas que sean nuestras obras o nuestras oraciones, cuando Dios Envía a Su Hijo, si no le reconocemos y nos unimos a él, nos dirá, "Apartaos, agentes de iniquidad".

Si es cierto que la historia siempre se repite, entonces los Cristianos de hoy podrían convertirse en los peores enemigos del Cristo de retorno.

Sin embargo, aunque el rechazo y persecución iniciales pueden ser muy severos, Cristo no vuelve para ser crucificado de nuevo.

El Señor de la Segunda Llegada será victorioso y finalmente será elevado al trono del Juicio, y juzgará al mundo como el Señor del Juicio.

Cuando sea levantado al trono, entonces todos le verán. Será inconfundiblemente claro para todos quién es él. Y aquellos que ya le hayan acusado y rechazado gemirán y se lamentarán a causa del mal que le hayan hecho. Pero será demasiado tarde. El Señor les dirá: "Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad".

El Señor viene ya. Y viene como un hombre. Sin embargo también viene con el poder y la gloria de Dios. Y juzgará al mundo. Solo serán bendecidos los humildes. Los arrogantes verán el fuego inextinguible.

EL SIGNIFICADO DE LAS NUBES DEL CIELO

¿Entonces cuál es el verdadero significado de las "nubes del cielo"? Recalquemos de nuevo que la Biblia está escrita en símbolos. Jesús decía, "Yo soy la vid, vosotros los sarmientos". Esta es una expresión simbólica.

Del mismo modo, las "nubes del cielo" tienen un significado espiritual, no físico. Leemos en el Apocalipsis: "Las aguas que has visto, donde está sentada la Ramera, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas." (Apocalipsis 17:15).

La Biblia indica que el agua es un símbolo de las multitudes de la humanidad caída.

¿Qué son las nubes? Son agua evaporada. Pero el agua a menudo está impura, sucia, con muchos elementos extraños en ella. Pero cuando tal agua se evapora en nubes, abandona sus impurezas. Así, esa gente que está evaporada y purificada de las aguas de la humanidad están simbólicamente en la posición de las nubes del cielo.

Jesús viene entre esa gente preparada, la gente de Dios. Viene entre los consagrados, los Cristianos revividos, entre los que están purificados, elevados, limpios del pecado. Ellos formarán la base del Reino de Dios cuando Jesús vuelva a la Tierra. Este es el verdadero significado de las nubes del cielo.

EL PROPOSITO DE DIOS CUMPLIDO

Primeros Adán y Eva: Sabéis que Dios intentaba comenzar el Reino de Dios en la Tierra con los primeros Adán y Eva. Si hubieran sido verdaderamente obedientes a Dios, entonces habrían alcanzado la perfección, y Dios les habría unido en matrimonio celestial y establecido la primera familia en la Tierra conforme a Su voluntad. Esta familia habría llegado a ser la piedra angular del Reino de Dios en la Tierra. Adán y Eva habrían sido el Verdadero Padre y la Verdadera Madre de la humanidad. El "Jardín del Edén" es la expresión simbólica para ese Reino. Y este mundo habría sido el mundo de alegría para Dios.

Segundos Adán y Eva: Pero los primeros Adán y Eva fracasaron. No obstante, el ideal de Dios permaneció siendo el mismo. Dios decidió realizar ese Reino original y completar el mundo de alegría. Y 4.000 años más tarde en historia Bíblica, Dios intentó restaurar ese Reino de Dios en la Tierra mediante otro Adán perfecto, Jesucristo era ese Adán perfecto.

Leemos en la Biblia, en I Corintios. 15:45, que Jesús era el "último Adán", o el segundo Adán. Vino como Adán perfecto hace 2.000 años en el lugar del primer Adán que había fracasado.

Solo con la restauración de Adán no podía haber ningún Reino. Tenía que haber una novia, una Madre otra Eva . Por eso Dios pensaba restaurar la novia, la perfecta Eva para este Adán perfecto Jesucristo . Esto habría sido la restauración de la primera familia que había sido perdida en el Jardín del Edén.

Terceros Adán y Eva: Sin embargo, a causa de la rebelión del pueblo escogido de Israel, esto no pudo ser realizado. No obstante, Dios está decidido a completar Su voluntad. Por eso, El ha prometido la vuelta de Cristo,

Han pasado aproximadamente 2.000 años desde la muerte de Jesucristo. Y ahora, Dios está dispuesto de nuevo a enviar a Su Hijo con la facultad de tercer Adán . Durante toda la historia, Dios siempre ha cumplido Su objetivo a Su tercer intento. Es cierto que el número tres es el número de la perfección. Esta vez, Dios cumplirá definitivamente Su antiguo ideal bendiciendo a Adán y Eva perfectos en matrimonio celestial, poniendo por tanto la base del Reino de Dios en la Tierra.

Esta culminación final está profetizada en el Apocalipsis como el banquete de las bodas del Cordero. Y el Señor de la Segunda Llegada es ese Cordero, ese Adán Perfecto. El Señor viene como Adán. perfecto y restaurará a Eva perfecta. Entonces serán elevados y llegarán a ser los primeros Verdaderos Padres de la humanidad. Por último, la alegría de Dios será completa.

Poco antes de su crucifixión, Jesús dijo a Pedro: "A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos: y lo que antes en la Tierra quedará atado en los Cielos, y lo que desates en la Tierra quedará desatado en los Cielos." (Mateo 16:19).

El error fue hecho aquí en la Tierra. El pecado fue cometido aquí en la Tierra. Por eso el error debe ser remediado y la erradicación del pecado debe ser cumplida aquí en la Tierra. Jesús dijo que orásemos, "Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad, así en la Tierra como en el Cielo." La Tierra es el problema. Eso es por lo que Cristo debe volver a esta Tierra.

Muchos Cristianos creen que cuando venga el fin del mundo, Dios destruirá todo. El sol se oscurecerá y las estrellas caerán, y la tierra será consumida. Entonces solo un puñado de Cristianos serán elevados en el aire, para empezar el milenio con Cristo.

Si Dios hiciera eso, entonces sería un Dios fracasado, porque Su voluntad original nunca sería cumplida aquí en la Tierra. El habría entregado esta Tierra a causa de Satán. Entonces Satán llevaría a ser verdaderamente el vencedor, y Dios sería derrotado ¡Esto nunca sucederá! Dios es todopoderoso. El no entregará esta Tierra. Estaba previsto que fuera Su Reino y lo será. Incluso, la misma Nueva York será Su Reino.

Podéis ser los ciudadanos del Reino de los Cielos si encontráis al Mesías. El es vuestra esperanza, mi esperanza, y la única esperanza de América y de este mundo.

No obstante si fracasamos al verle, entonces el Cristianismo no tendrá ninguna esperanza. El Cristianismo declinará. Su fuego espiritual será extinguido, las iglesias se convertirán en las tumbas de las viejas herencias. Nuestro mundo será pues condenado.

Señoras y señores, he venido aquí al Madison Square Garden esta noche en obediencia al mandamiento de Dios.

La Biblia dice en Hechos: "Sucederá en los últimos días, dice Dios: Derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán sus hijos y sus hijas; los jóvenes tendrán visiones y los ancianos sueños," (Hechos, 2:17).

Vivimos en tal tiempo extraordinario, ¡el nacimiento de una nueva era! El cielo está muy cerca. Y si llamáis a Dios seriamente, El os contestará.

Debéis preguntarle urgentemente, "¿Cómo puedo saber si el Rev. Moon está diciendo la verdad?" No me dejéis a mí ni a ningún otro contestar a esta pregunta. Dejad que Dios os conteste directamente.

Id en paz, pues, y por favor, preguntad a Dios seriamente, sinceramente. Confrontaros con Dios en oración, Dios os revelará la respuesta.

La nueva esperanza para la humanidad es el Mesías. Y ese "día grande y terrible del Señor" está cercano. Es cosa vuestra si ese día será grande o terrible. Si encontráis al Mesías, ese día será grande para vosotros, pero si fracasáis en encontrarle, entonces ese día será verdaderamente terrible para vosotros.

Dios os bendiga. Gracias por escuchar atentamente.
¡Kamsa hamnida! Gracias, y buenas noches.

El Padre Nuestro

EL FUTURO DEL CRISTIANISMO

EL FUTURO DEL CRISTIANISMO
Nueva Orleans, Luisiana, EE.UU., 28 de Octubre de 1973

Esta noche voy a hablar acerca de nuevas revelaciones de Dios que es muy vital que todos los cristianos comprendan. Mencionaré frecuentemente al pueblo escogido de Israel. Estoy seguro que hay muchos cristianos y judíos en la audiencia. Amo profundamente a los hermanos y hermanas cristianos y tengo en alta estima al pueblo judío. Os pido que comprendáis que lo que diré no refleja en ningún modo mis sentimientos personales. Sólo estoy dando testimonio de la verdad.
A veces dar testimonio de la verdad es una tarea dolorosa. Sin embargo, es una misión que debo cumplir. El contenido de mi mensaje de esta noche puede ser contrario a vuestras ideas previas. Algunas cosas pueden ser muy nuevas para vosotros. Os pido que penséis seriamente en lo que vais a oír.

A no ser que tuviera algo nuevo que revelar, no vendría aquí a hablaros en absoluto. ¿Para qué venir sólo a repetir las cosas que ya sabéis? Me gustaría que vosotros y yo pasáramos este tiempo juntos sin prejuicios para que el espíritu de Dios pueda hablarnos directamente en nuestros corazones. Jesús enseñó en el Sermón de la Montaña:

"Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.""Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra."
"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados."
(Mat. 5; 3, 4, 6)

Esta noche os pido humildemente que seáis pobres en espíritu; os pido que seáis mansos y os pido que lleguéis a ser aquéllos que tienen hambre y sed de justicia. Entonces todos veremos el reino de los cielos y nos sentiremos satisfechos. Empecemos,

Los cristianos y el cristianismo tienen que cruzar una colina final. Las profecías bíblicas dicen que los cristianos deben pasar por el fin del mundo y enfrentarse al Juicio del Fuego en el día grande y terrible del Señor. La Biblia dice que vamos a ver muchos fenómenos extraordinarios, en el cielo y en la tierra, cuando el fin esté cerca.

Cuando Jesús prometió su Segunda Venida, inspiró un sentimiento de gran inminencia. Desde los días en que Jesús ascendió al cielo, los cristianos han estado esperando su vuelta a la tierra. Durante los últimos 2.000 años de historia ha sido la esperanza de todos los cristianos ver a Cristo en su llegada. Pero este extraordinario acontecimiento nunca ha ocurrido. Mucha gente se cansó de esperar. Algunos finalmente decidieron que esta Segunda Venida no ocurriría literalmente. Llegaron a pensar: "Sólo es uno de los métodos de Dios para mantenernos alerta."

Esta noche debemos aclarar el significado del fin del mundo tal como la Biblia lo profetiza. Debemos también saber cómo aparecerá el Señor cuando vuelva en la consumación del tiempo. Ante todo debemos comprender que Dios no creó el mundo para que acabara. El siempre pensó en un mundo de bondad que durara para siempre. Un Dios que no crea para la eternidad no puede ser un Dios todopoderoso. Sin embargo, el mundo presente debe terminar, debido a que la caída del hombre inició una historia de mal. El fin del mundo es necesario debido a que no hemos realizado el mundo de bondad pensado por Dios. En vez de llegar a ser hijos de la bondad hemos llegado a ser en realidad criaturas del mal.
Adán y Eva cayeron en el Jardín del Edén. En este tiempo aún no podían comprender claramente la voluntad de Dios. Cayeron en un estado de confusión y escogieron el camino equivocado. Se encontraron en la alternativa de obedecer a Dios, que los hubiera llevado a un mundo bueno, u obedecer a Satán, que de hecho causó su caída. Entre estas dos claras oportunidades escogieron la equivocada. Ellos trajeron el mal al mundo. La intención original de Dios era crear un mundo ideal, un mundo bueno y próspero que El había determinado que iba a durar por la eternidad. Pero el hombre cayó, el mundo bueno de Dios acabó abruptamente y la historia humana empezó en una dirección equivocada.
La historia de la humanidad es por lo tanto la historia del mal. Dios sembró una buena semilla, y El pensaba colectar una buena cosecha. Pero Satán le robó Su cosecha antes de que hubiera madurado y recogió una cosecha del mal. La historia humana es una cosecha de cizaña.

¿Qué significa entonces el fin del mundo? ¿Qué es lo que va a acabar? El mal va a acabar. Dios pondrá fin a todo mal. A partir del nuevo comienzo de Dios vendrá una nueva oportunidad para el hombre. Y el bien que Dios pensó en Su ideal original podrá ser una realidad.

En el Jardín de Edén, 'el hombre cayó en el mal en vez de desarrollar su bondad. El hombre fue subyugado por Satán y llegó a ser el hijo del pecado. Por lo tanto la Biblia dice: "Vuestro padre es el Diablo." (Juan 8, 44). Si la caída del hombre no hubiera ocurrido, entonces el verdadero gobernante de este mundo sería Dios. Pero El no es hoy el Rey de este universo debido a que Satán está sentado en el trono de Dios. Dios tiene que cambiar todos los resultados de la caída del hombre antes de que El pueda reinar verdaderamente sobre el mundo.

Ahora os daré una clara definición del fin del mundo. El fin del mundo es el momento en la historia cuando Dios acaba con el mal y empieza Su nueva era. Es el tiempo de cruce entre la vieja historia del mal y la nueva historia del bien.

A la luz de esta definición; ¿por qué la Biblia predice extraordinariamente fenómenos celestiales como señales del fin del mundo? ¿Ocurrirán realmente estas cosas predichas? La Biblia dice:

"Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna perderá su resplandor, las estrellas caerán del cielo y las potencias de los cielos serán conmovidas." (Mat. 24:29)

¿Qué significa esto? ¿Qué debemos esperar?

Ante todo, por favor, tened la seguridad de que estas cosas no ocurrirán literalmente. Dios no destruirá nada en el universo.

Dios a menudo expresa su verdad en símbolos y parábolas, y estos versículos bíblicos se cumplirán simbólicamente. Segundo, Dios, no tiene ninguna razón para destruir el universo. No es el universo, sino el hombre el que ha cometido el pecado. Sólo el hombre se desvió del plan original de la creación de Dios. ¿Por qué debería Dios destruir los animales, las plantas o cualquier cosa en la creación que cumplieron el propósito que El pensó para ellas? Dios no destruiría estas cosas inocentes.
La Biblia, por lo tanto, dice: "Una generación va, otra generación viene; pero la tierra permanece para siempre." (Ec. 1 4). Pero en Apocalipsis leemos: "Luego vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron." (Ap. 21; l). Ese nuevo cielo y nueva tierra se refieren a la llegada de una nueva historia de Dios, un tiempo de nuevo dominio. Después de que compráis una casa, ¿no os cambiaríais con vuestra familia y vuestras posesiones? : Entonces diréis que tenéis un nuevo hogar, y vosotros sois el nuevo señor de la casa. Del mismo modo, cuando los hombres de Dios ocupen este universo, llegará a ser un nuevo cielo y una nueva tierra.
Sabemos que cuando el invierno termina, la primavera comienza. Pero, ¿podemos decir exactamente en qué momento comienza la primavera? ¿Quién puede señalar el instante exacto de transición? No podéis saberlo debido a que el paso de una estación a otra toma lugar imperceptiblemente, silenciosamente. El fin del invierno es similar al comienzo de la primavera: no hay ningún momento discernible de transición.

¿En qué momento el viejo día acaba y el nuevo día comienza? Aunque el cambio ocurre en la oscuridad, no hay duda que pasamos de un día al otro. El cambio es imperceptible al principio, pero es inevitable e irrevocable. Aunque tres billones de personas viven en la tierra, ninguna puede señalar el momento exacto en el que ocurren las cosas. Pero Dios sabe cuándo pasa el invierno y comienza la primavera, y Dios sabe cuándo la noche se abre al día. Y Dios puede señalar la transición de la nueva historia.

Nuestra entrada en la nueva historia es como un glorioso amanecer surgiendo de la más oscura noche. El punto de cruce entre el bien y el mal no es evidente. No lo advertiréis cuando ocurra, pero tendrá lugar definitivamente. Tan seguro como que el sol saldrá mañana.
Entonces ¿cómo podemos saber que el fin se está aproximando? Dios no ocultará este momento al hombre; El no juzgará de repente al mundo sin ninguna advertencia. Dios anunciará la llegada del día grande y terrible a través de Sus profetas. Amos 3; 7 dice: "No, no hace nada el Señor Yahvé sin revelar su secreto a sus siervos los profetas." Dios escoge a Sus instrumentos y a través de ellos anuncia Su plan. Esto ha ocurrido a lo largo de la historia bíblica.
La persona que sea escogida como el profeta de Dios debe ser uno de los que vivan en nuestro mundo malo. Pero debe ser un hombre de fe que pueda demostrar que es digno de ser usado por Dios. Debe mostrar una fe absoluta. Para hacer esto debe abandonar todo éxito mundano y separarse completamente de este mundo malo. Debe purificarse cortando todas las ataduras malas. No será popular en el mundo malo. Dios es el bien absoluto y por lo tanto es exactamente lo opuesto del mal. Por esto, el mal siempre persigue al hombre de Dios.
Noé fue un hombre así escogido por Dios y despreciado por el mundo malo. Dios instruyó a Noé para que construyera un barco.
El mandó a Noé a la cima de una montaña en vez de abajo a la ribera de un río o a la orilla del mar. El mandato de Dios era tan ridículo a los ojos del mundo malo que mucha gente se reía de Noé. El fue ridiculizado, no porque la gente pensara que era un hombre particularmente curioso, sino porque siguió las instrucciones de Dios con una fe completa. Los ojos del mundo no pudieron comprender el camino de Dios. De esta manera, con tales inadmisibles instrucciones, Dios pudo probar la fe del hombre que había escogido como su campeón. Esto es lo que ocurrió en los días de Noé.
Y en los tiempos de Abraham no fue diferente. Dios llamó a Abraham, el hijo de un fabricante de ídolos y le mandó, "¡Abandona tu casa enseguida!" Dios no permite ningún compromiso. Dios toma una posición en la cual el mal tiene que ser completamente negado. De ninguna otra forma puede empezar el bien.
Dios ha dicho que El empezará con una nueva historia, en la cual ningún elemento del mal permanecerá. Dios pide una completa respuesta del hombre. Aquéllos que siguen la dirección de Dios deben empezar con una negación absoluta del mundo malo. Por esto Jesucristo enseñó: "El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará." (Mat. 10; 39) También dijo: "los enemigos del hombre serán los de su casa." (Mat. 10; 36).
Podéis preguntar, ¿qué clase de mensaje es éste? Este es el modo de actuar de Dios, escoger a su propio pueblo y ponerles en una posición en la que serán rechazados por el mal. De otra manera, Su campeón no puede hacer nada bueno para Dios. Desde el punto de vista de criterio de Dios, entonces, los cristianos modernos han estado teniendo un tiempo muy fácil. Esto es muy extraño, debido a que no hay señalado en las enseñanzas cristianas ningún cambio fácil. Me pregunto cuántos cristianos están realmente preocupados en seguir el camino de Dios. La petición de Dios es absoluta; no permite ninguna postura intermedia. ¿Cómo podemos, entonces, conocer claramente el camino de Dios? Examinemos la historia de la providencia de Dios. Hoy día estamos anticipando el fin del mundo. Dios ha hecho intentos previos de terminar con el mundo. Por ejemplo, en el tiempo de Noé: Aquello fue una encrucijada en la historia, pues Dios quiso traer un fin del mal y comenzar con el mundo del bien. Noé era la figura central escogida en la dispensa de Dios. Para comprender mejor la misión de Noé y el significado del fin del mundo, necesitamos conocer más ampliamente cómo empezó la historia del mal.
En el jardín del Edén, Dios dio a Adán y a Eva un mandamiento. Este mandamiento era la palabra de Dios. Entonces Satán se aproximó y les tentó con una mentira. Y esta mentira era la palabra del mal. Adán y Eva' estaban ante la opción de escoger entre las dos palabras: La verdad estaba en un lado y la mentira en el otro. Ellos escogieron la mentira.

Debido a que este fue el proceso de la caída del hombre, en el fin del mundo Dios dará la verdad a la humanidad. Las palabras de Dios vendrán a través de Su profeta. Cuando el hombre acepte la palabra de Dios entonces pasará de la muerte a la vida, porque la verdad trae la vida. El hombre ha muerto en la mentira, y en la verdad nacerá de nuevo.
Por tanto, el juicio viene por la palabra. Estas palabras del juicio de Dios serán reveladas por Sus profetas escogidos. Este es el proceso de acabar con el mundo. Aquéllos que obedezcan y escuchen la nueva palabra de verdad tendrán vida. Aquéllos que nieguen la palabra de Dios continuarán viviendo en la muerte.
Dios escogió a Noé para proclamar la palabra. El anuncio de Noé era: "El diluvio va a venir, la salvación es el arca." La gente podría haberse salvado escuchando las palabras de Noé. Sin embargo, la gente trató a Noé como si fuera un loco, y ellos murieron debido a que se opusieron a la palabra de Dios. Según la Biblia, sólo las ocho personas de la familia inmediata a Noé llegaron a ser pasajeros del arca. Sólo estos ocho creyeron y sólo estos ocho se salvaron.
Dios le había dicho a Noé, "He determinado poner fin a toda carne; porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que ya les destruiré con la tierra" (Gn. 6; 13) ¿Ocurrió esto realmente? Sabemos que la gente mala pereció, pero ¿fue demolido el mundo físico en este proceso? No, este pasaje no se cumplió literalmente y Dios no destruyó la tierra. Dios erradicó a la gente y destruyó la mala soberanía, dejando sólo a la gente buena de la familia de Noé. Esta fue la manera en que Dios empezó a restaurar el mundo original de bondad a través de Noé.
Si Dios hubiera consumado completamente Su restauración en ese tiempo, entonces no hubiéramos oído nada más acerca del fin del mundo. Una vez que se realiza el mundo perfecto del bien, no es necesario otro fin del mundo. Entonces nada podría interferir en la soberanía eterna del reino perfecto de Dios.
Pero precisamente el hecho de que hoy anticipemos el fin del mundo es una prueba de que Dios no tuvo éxito en el tiempo de Noé. Lo que ocurrió a Noé después del diluvio debería ser completamente explicado, pero no tengo tanto tiempo en mi discurso de esta noche. Acortando la historia, una vez de nuevo, el pecado se introdujo en la familia de Noé a través de su hijo. Cam. El juicio del diluvio fue así anulado y la historia humana del mal continuó hasta el tiempo de Jesucristo.
Con la llegada de Cristo, Dios de nuevo intentó acabar con el mundo. Jesús vino a iniciar el nuevo Reino de los Cielos en la tierra. Así pues, las primeras palabras que Jesús habló fueron: "Arrepentíos, porque el Reino de los Cielos está cerca." No cabe duda de que el tiempo del ministerio de Jesucristo era el fin del mundo. Ese día grande y terrible fue profetizado por Malaquías, unos 400 años antes del nacimiento de Jesús:

"Porque ya viene el Día, abrasador como un horno; todos los arrogantes, todos los impíos, no serán entonces más que paja; el día que viene los abrasará, dice Yavé Sebaot, hasta no dejar de ellos ni raíz, ni rama" (Mal. 3; 19)

¿Fue hecho el juicio de Jesucristo por fuego literal? ¿Vino el día en el tiempo de Jesús en el cual todas las cosas se convirtieron literalmente en cenizas? No, sabemos que no fue así. Ya que estas cosas profetizadas no ocurrieron literalmente en ese tiempo, algunas personas dicen que tales profecías deben referirse al tiempo del Segundo Adviento. Pero no puede ser así.
Juan Bautista vino al mundo como el ultimo profeta, Jesús dijo: "Porque todos los profetas y la ley hasta Juan profetizaron." (Mat. 11; 13). La llegada de Juan Bautista debería haber puesto fin a las profecías de la Ley de Moisés. Esto es lo que Jesús dijo que ocurriría. El propósito de todas las profecías antes de Jesús era preparar el camino de su venida e indicar lo que tenía que cumplirse en el tiempo de su venida. Estas profecías no son para el tiempo del Señor del Segundo Adviento. Dios mandó a Su hijo al mundo, con la intención de que se cumpliera una salvación perfecta y completa. La Segunda Venida será necesaria sólo porque no se pudo cumplir todo en el tiempo de la primera venida.
Entonces, ¿por qué fue el tiempo de Jesús el fin del mundo? Ya sabemos la respuesta. Es por que Jesús vino a acabar con la soberanía del mal y establecer la soberanía de Dios sobre la tierra. Esto fue el fin de la era del Antiguo Testamento y el comienzo de la Era del Nuevo Testamento. Jesús trajo las palabras de la nueva verdad.
¿Cómo recibió el pueblo el evangelio que él trajo? Los judíos creyentes acusaron a Jesús y le crucificaron. Eran prisioneros de la letra del Antiguo Testamento y no pudieron percibir el espíritu de Dios en la nueva verdad. Es una ironía que Jesús muriera víctima precisamente de las profecías que testificaban de él como el Hijo de Dios. Por la letra de la Ley Mosaica fue juzgado como un criminal. El pueblo ciegamente lo clavó en la cruz.
En el tiempo de Jesús muchas personas cultas, muchos directores de las iglesias y mucha gente prominente en la sociedad que estaban muy bien versados en la Ley y los profetas, estaban esperando al Mesías. ¡Qué felices se hubieran sentido al ver a su Mesías recitándoles exactamente el Antiguo Testamento, sílaba por sílaba, palabra por palabra! Pero Jesús no vino a repetir la ley de Moisés. El vino a pronunciar una nueva ley de Dios. El pueblo se equivocó totalmente. Y Jesús fue acusado. El pueblo de Israel le dijo: "No te apedreamos por las obras buenas, sino por blasfemia: y porque siendo tú, como eres, hombre, te haces Dios." (Juan 10; 33)
La Biblia dice: "Entonces le llenaron de maldiciones, y le dijeron: Tú seas su discípulo: que nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios: más éste no sabemos de dónde es." (Juan 9; 28, 29) Esta fue la manera en que consideraron a Jesús. Aquellas personas que obedecían diligentemente la letra de la Ley de Moisés desobedecieron a Jesucristo. Los más devotos creyentes judíos fueron los primeros en ser juzgados por Jesús y arrojados al fuego que no se extingue.
Ahora en este momento me gustaría aclarar el significado del "Juicio por fuego".Leemos en el Nuevo Testamento: "Los cielos ardiendo se disolverán y los elementos abrasados se derretirán." (II Pedro 3; 12). ¿Cómo pueden ser verdad estas fantásticas profecías? ¿Ocurrirá literalmente? No, estos pasajes tienen un significado simbólico, Dios no destruirá Su tierra, Sus estrellas y toda la creación sin realizar Su ideal sobre la tierra. Si El lo hiciera, entonces llegaría a ser un Dios derrotado. Y ¿quién sería Su vencedor? Sería Satán. Esto no puede ocurrirle nunca a Dios.
Incluso en nuestro nivel humano, una vez que nos determinamos a hacer algo, no paramos hasta que vemos su realización. Cuánto más Dios todopoderoso querrá cumplir Su voluntad. Cuando Dios habla del juicio por fuego en la Biblia, no quiere decir que El llevará a cabo el juicio por llamas. Su significado es simbólico.
Consideremos otro pasaje bíblico que habla de fuego. Jesús proclamó: "He venido a prender fuego en la tierra; y ¡cuánto deseo que ya arda!" (Luc. 12; 49) ¿Arrojó Jesús literalmente llamaradas de fuego? Naturalmente que no.
El fuego en la Biblia es simbólico. Significa las palabras de Dios. Por esto en Santiago 3; 6 se dice: "La lengua es un fuego". La lengua habla la palabra y la palabra viene de Dios. El mismo Jesús dijo: "El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue; la palabra que yo he pronunciado, esa la juzgará en el último día." (Juan 12; 48)
En la sociedad contemporánea, la palabra del tribunal ejecuta el juicio. La palabra es la ley. En este universo, Dios está en la posición de juez. Jesús vino como el abogado con la autoridad de oponerse a Satán, el acusador del hombre. Satán acusa al hombre con sus palabras, pero éstas son falsos cargos. Jesús lucha por la causa de los creyentes y su criterio es la palabra de verdad. Dios pronuncia la sentencia: Su amor es el criterio y el amor es Su palabra. No hay diferencia entre los tribunales terrenos y los tribunales celestiales, ambos resuelven sus problemas por palabras, no por fuego.
Así que el mundo no será quemado por el fuego cuando sea juzgado. La Biblia dice, "El Señor Jesús le matará, (al Impío), con el aliento de su boca." (II Tos. 2; 8). La palabra de Dios es el aliento de su boca. Jesús vino a matar al impío con las palabras de Dios, y "Herirá la tierra con la vara de su boca y con el aliento de sus labios matará al impío." (Is. 11; 4). ¿Qué es entonces la "vara de su boca"? Tomamos este símbolo para significar su lengua, a través de la cual habla las palabras de Dios.
Resolvamos este punto completamente. Miremos cuando Jesús estaba instruyendo al pueblo: "Verdaderamente, os digo: El que escucha mi palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna, y no está sujeto a juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida." (Juan 5; 24). Los hombres pasan de la muerte a la vida por las palabras de verdad. Dios no mandará al Mesías para quemaros. El no mandará al Mesías para poner fuego a nuestras casas o destruir nuestra sociedad. Pero si rechazamos la palabra de Dios hablada por el Señor, no tenemos otra opción excepto ser condenados por el juicio. Esta es la razón por la cual la palabra trae el juicio.
En el comienzo Dios creó al hombre y al universo por Su palabra. el Logos. El hombre negó la palabra de Dios y- cayó. La muerte espiritual ha reinado desde entonces. A través de Su obra de salvación, Dios ha estado recreando al hombre. El hombre cayó por desobediencia a la palabra de Dios, y el hombre deberá ser recreado por la obediencia a la misma palabra de Dios. La palabra de Dios es dada por el Señor. Aceptar la palabra trae vida sobre la muerte.

Tal muerte es el infierno en el cual vivimos. Así pues, la palabra de Dios es el Juez, y ello os ocasionará un efecto más profundo que las más ardientes llamas.
Ahora en este momento podemos examinar otro punto importante. ¿Qué hubiera ocurrido si el pueblo de Israel hubiera aceptado completamente a Jesucristo? Imaginad la nación de Israel unida a Jesús. ¿Qué hubiera significado esto? Ante todo, no hubieran matado a Jesús. La gente hubiera glorificado a Jesús como el Señor viviente. Ellos hubieran entonces marchado a Roma con el Cristo viviente como su Caudillo, y Roma se hubiera sometido al Hijo de Dios en su propia vida. Pero en la triste realidad de la historia, los discípulos de Jesús necesitaron cuatro siglos para conquistar Roma.
Jesús nunca se ganó al pueblo de Israel, y nunca obtuvo el apoyo que necesitaba de ellos. El vino a erigir el Reino de Dios sobre la tierra, pero en vez de esto tuvo que tener cuidado con sus discípulos incluso para guardar su identidad en secreto, debido a que el pueblo no aceptaba su legitimidad como el Mesías y por lo tanto le faltaba la autoridad para ser el Rey de Reyes.

Hoy tenemos mucho que aprender, y no debemos creer ciegamente. Debemos conocer la verdad oculta detrás de la Biblia. Jesús fue crucificado, no por su propia voluntad, sino por la voluntad de los demás. La incredulidad del pueblo escogido de Israel mató a Jesucristo.
Ahora mismo estoy haciendo una declaración atrevida. Jesús no vino a morir. Jesucristo fue asesinado y su propio pueblo le mató. Incluso el gobernador romano Pilatos quería liberar a Jesús, no encontró ninguna falta en Jesús. Pero el propio pueblo de Cristo le rechazó y forzó a Pilatos a liberar a Barrabás en su lugar. ¡Qué pena! ¡Qué tragedia!
Puede que éstas sean noticias sorprendentes y asombrosas para vosotros, pero si solamente os sorprendéis, entonces no os dais cuenta de mi propósito. Estoy revelando estas cosas porque es mi deber dar testimonio de la verdad.
Fue el pueblo escogido de Israel, los sumos sacerdotes, los ancianos, los escribas y los creyentes, los que gritaron en la corte de Pilatos, " ¡Crucifícale! " San Pablo dijo, "Sabiduría desconocida de todos los príncipes de este mundo; pues de haberlo conocido no hubieran crucificado al Señor de la Gloria." (I Cr. 2; 8)
La gente que vivió en el tiempo de Jesús cometió un error terrible. Pero, ¿Creéis que eran más ignorantes o menos conscientes que nosotros hoy? No, no en absoluto. Ellos aprendieron al Antiguo Testamento palabra por palabra y memorizaron la Ley de Moisés. Basados en su comprensión, Jesús no tenía las calificaciones para ser el Mesías.
El pueblo judío estaba en una posición muy difícil. Si ellos querían creer en Jesucristo, tenían que abandonar la Ley de Moisés tal como la entendían. Cuatro mil años de tradición habían estado basados en el Antiguo Testamento. Era muy, muy difícil para el pueblo levantarse una mañana, apartarse de la Ley y aceptar totalmente a Jesucristo como el Hijo de Dios. Debido a que el pueblo tenía los ojos encasillados a la letra de la Ley, habían perdido el espíritu de la Ley.

Miremos en el Antiguo Testamento y examinemos la profecía de Malaquías: "Yo os envío a Elías el profeta, antes que venga el día grande y terrible del Señor. El volverá el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres." (Mat. 3; 23, 24) El pueblo de Israel conocía la promesa claramente, la sabían de memoria. Y esperaban la llegada de Elías antes de que apareciera el Mesías. Cuando el Mesías vino, naturalmente e os preguntaron:

¿Dónde está Elías? "Elías había sido un profeta que realizó obras milagrosas aproximadamente 900 años antes de Cristo. Y estaba escrito que ascendió al cielo en un carro de fuego. Ya que Elías ascendió al cielo, esperaban que bajara del cielo. ¿Ocurrió un milagro así antes de la llegada de Jesús? ¿Escuchó el pueblo noticias de la llegada de Elías? No, no oyeron nada. Pero lo que oyeron fue la voz de Jesucristo declarando: "Yo soy el Hijo de Dios, el Unigénito del Padre." Y Jesús no hablaba tímidamente, sino con autoridad y poder. Un hombre así no podía ser ignorado.
Esto supuso un gran dilema para el pueblo de Israel. Ellos inmediatamente preguntaron:

"¿Si este Jesús es el Mesías, dónde está Elías?" Esperaban seriamente al Mesías en este tiempo, así que estaban esperando también a Elías. Ellos creían que vendría directamente del ciclo, y que el Mesías vendría un poco después, de una manera similar.
Así que cuando Jesús se proclamó como el Hijo de Dios, los judíos llegaron a estar perplejos. Sí no había venido ningún Elías, entonces no podría haber ningún Mesías. Y nadie les había hablado de que Elías había venido. Los discípulos de Jesús estaban también confusos. Cuando ellos fueron a predicar el Evangelio, la gente persistentemente negaba que Jesús pudiera ser el Hijo de Dios debido a que los discípulos eran incapaces de probar que Elías había venido. Se enfrentaban a este problema en todos los lugares a donde iban.
Los discípulos de Jesús no estaban educados en el Antiguo Testamento. Mucha gente erudita los rebatía, cuando iban a predicar el Evangelio, preguntándoles, "¿No conocéis el Antiguo Testamento?" "¿No conocéis la Ley de Moisés?". Los discípulos se turbaban cuando eran atacados por los versos de la Ley y los profetas. Un día fueron a Jesús y le preguntaron esta cuestión:

¿"Por qué, pues, dicen los escribas que debe venir primero Elías?" A esto Jesús les respondió: "En efecto, Elías ha de venir antes que el Mesías y pondrá todas las cosas en su lugar; pero yo os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo cuanto quisieron. Así también el Hijo del hombre sufrirá mucho en sus manos." Entonces entendieron los discípulos que les había hablado de Juan Bautista. (Mt. 17; 10, 13)

Según Jesús, Juan Bautista era Elías.Esto era la verdad. Hemos determinado la verdad de acuerdo con las palabras de Jesucristo. Pero los discípulos de Jesús no pudieron convencer a los ancianos y a los príncipes de los sacerdotes y escribas de este hecho. Para aquellos hombres, la idea era simplemente ridícula. La única autoridad que apoyaba tal noción eran las palabras de Jesús de Nazaret. Por esto el testimonio de Juan Bautista era tan crucial. Pero ¡ah!, el mismo Juan Bautista negó que fuera Elías, cuando se lo preguntaron. Esta negación hizo que Jesús pareciera un mentiroso.

Leamos la Biblia:

"Y este es el testimonio de Juan, cuando los judíos mandaron sacerdotes y levitas de Jerusalén a preguntarle: "¿Tú quién eres? ... Y los judíos le preguntaron, ¿Quién entonces? ¿Eres tú Elías? El dijo: "No lo soy". ¿Eres tú el profeta? Respondió: "No." (Juan l; 19,21).

El mismo Juan dijo, "No soy Elías". Pero Jesús había dicho, "El es Elías".
Juan hizo casi imposible que el pueblo supiera que Elías había venido. Pero de todas maneras Jesús declaró la verdad. El dijo "Si lo queréis aceptar, él Juan Bautista- es el Elías que iba a venir". (Mt. 1l; 14). Jesús sabía que la mayoría del pueblo no podría aceptar la verdad. En cambio ellos se preguntaron sobre las intenciones de Jesús. Para que Jesús pareciera ser el Mesías, Elías tenía que venir primero, así que el pueblo pensó que él estaba mintiendo con el objetivo de su propio engrandecimiento. El Hijo de Dios llegó a ser cada vez más malinterpretado por el pueblo.
Esto fue una grave situación. En aquellos días, la influencia de Juan Bautista se sentía en cada rincón de Israel. Pero Jesús era una figura oscura y ambigua en su sociedad. Nadie podía considerar las palabras de Jesús como verdad. Este fallo de Juan Bautista fue la mayor causa de la crucifixión de Jesús.
Juan Bautista ya había visto al Espíritu de Dios ascender sobre la cabeza de Jesús en el Jordán. En este momento, él testificó:

"Yo he visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y reposar sobre él. Antes no le conocía, mas el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquel sobre quien vieres que baja el Espíritu y reposa sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo. Yo le he visto: y por eso doy testimonio de que él es el Hijo de Dios." (Juan l; 32, 34)

Sí, Juan Bautista dio testimonio, y él hizo el trabajo que Dios quiso que hiciera en ese momento. Pero, más tarde le vinieron dudas, y finalmente sucumbió a los muchos rumores que circulaban acerca de Jesús. Uno de tales rumores decía que Jesús no tenía padre, que era un hijo ilegítimo. Juan Bautista seguramente oyó este rumor, y no comprendía como una persona así podía ser el Hijo de Dios. Aunque él había dado testimonio de Jesús, Juan más tarde se volvió suspicaz y le traicionó. Si Juan Bautista se hubiera unido con Jesucristo verdaderamente, podría haber movido a su pueblo a aceptar a Jesús como el Mesías, porque el poder y la influencia de Juan era muy grande en aquellos días.

Estoy contándoos muchas cosas poco usuales y puede ser que os preguntéis con qué autoridad estoy hablando. Es con la autoridad de la Biblia y con la autoridad de la revelación Leamos la Biblia juntos y veamos palabra por palabra cómo actuó Juan Bautista.

Y oyendo Juan en la prisión las obras maravillosas de Cristo, envió dos de sus discípulos a preguntarle: "¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?" (Mt. 11; 2, 3).

Esto fue bastante después de que él hubiera testificado de Jesús como el Hijo de Dios. ¿Cómo pudo entonces preguntar, "¿Eres tú el que ha de venir como el Hijo de Dios?" Después del testimonio del Espíritu sobre él Jesús estaba verdaderamente apenado, Sintió enfado. Jesús rehusó contestar a Juan Bautista con un sí o no directo. En cambio replicó: "Dichoso aquél que no se escandalice de mí." Dejadme parafrasear lo que Jesús quiso decir: "Juan, estoy apenado de que tú te escandalices de mí. En un momento tú me reconociste, pero ahora dudas de mí. Estoy apenado de que hayas demostrado que tienes una fe tan débil."

Después de este incidente, Jesús habló sobre Juan Bautista a sus propios discípulos. Les puso una pregunta retórica:

"¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué salísteis a ver? ¿Un hombre lujosamente vestido? Los que visten con lujo están en los palacios de los reyes. ¿Qué salísteis a ver, sí no? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. El es de quien está escrito: "Yo envío a mi mensajero delante de ti, el cual te preparará el camino por delante." (Mt. 11; 7, 10)

Lo que Jesús estaba diciendo aquí era esto: "Juan, tu fuiste al desierto a ver a la persona que es más que un profeta: el Mesías, el Hijo de Dios. Tu has visto todo, pero no te has dado cuenta de este punto vital, lo más importante de tu misión. Tú de veras has fallado en reconocerme y has fallado en cumplir las esperanzas de Dios. Dios es quien esperaba de ti "preparar para el Señor un pueblo bien dispuesto. Tú has fallado."
Jesús concluyó: "En verdad os digo que entre los hijos de mujer no ha salido uno mayor que Juan Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él." (Mt. 11; 11). Las interpretaciones cristianas convencionales nunca han podido explicar completamente el significado de este discutible pasaje.
La misión de los profetas en todas las épocas era testificar y preparar el camino para el Mesías. Los profetas siempre testificaron desde tiempo antes de su llegada. Juan Bautista era el más grande entre los profetas debido a que sólo él fue el profeta contemporáneo al Mesías, el profeta que podía dar testimonio, en persona, del Cristo viviente. Pero Juan Bautista falló en reconocer al Mesías. Incluso el más pequeño de los profetas que entonces vivían en el mundo espiritual sabía que Jesús era el Hijo de Dios. Por esto Juan, que tenía la misión más grande y falló, llegó a ser menor que el más pequeño.
Jesús dijo, "Desde los días de Juan Bautista hasta ahora el Reino de los cielos sufre violencia y los violentos la conquistan." (Mt. 11; 12, 14) Juan Bautista era el instrumento escogido de Dios, destinado a ser el principal discípulo de Jesús. El falló en su responsabilidad y Simón Pedro, por la intensidad y la fuerza de su fe, ganó esta posición central por su propio mérito. Otros hombres más fuertes y más violentos en la fe que Juan Bautista lucharon incansablemente con Jesús por la realización del Reino de Dios sobre la tierra. Los hombres devotos que honradamente seguían a Juan Bautista no pudieron llegar a ser los doce apóstoles y los setenta discípulos de Jesús, como tenían que haber sido. Si Juan Bautista se hubiera convertido en el principal discípulo de Jesús, ambos juntos hubieran unido a todo Israel. Pero la verdad es que Juan Bautista no siguió al Hijo de Dios.

Un día los seguidores de Juan vinieron a él y le preguntaron, "Rabí, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, del que tu diste testimonio, está bautizando, y todos acuden a El." (Juan 3; 26) Con su pregunta quisieron decir: "Mira cuanta gente sigue a Jesús. ¿Tu qué opinas?" Juan Bautista replicó, "Es preciso que él crezca y que yo disminuya" (Juan 3; 30).
Los cristianos generalmente interpretan este pasaje como una prueba del carácter humilde de Juan. Ello es una comprensión incorrecta del significado de sus palabras. Si Jesús y Juan Bautista hubieran estado unidos, su destino sería subir y bajar juntos. Entonces ¡Jesús no podría incrementar su reputación mientras que el propio prestigio de Juan disminuyera! Lo que Juan temía era que menguara su propio papel. Juan una vez dijo que el Mesías era alguien "cuyas sandalias no soy digno de llevar." (Mt. 3; 1l). Sin embargo él falló en seguir a Jesús incluso después de que él supo que Jesús era el Hijo de Dios. Juan Bautista fue un hombre sin excusa. El debería haber seguido a Jesús.

Dios mandó a Juan como un precursor del Mesías, "A fin de preparar al Señor un pueblo bien dispuesto." (Lucas l; 17) Pero debido a la traición de Juan, Jesús no tuvo un fundamento sobre el cual empezar su ministerio. El pueblo no había sido preparado para recibir a Jesús. Por lo tanto, tuvo que irse de su casa y trabajar por sí mismo, tratando de crear un fundamento sobre el cual el pueblo pudiera creer en él. No puede haber duda de que Juan fue un hombre fracasado. El fue directamente responsable de la crucifixión de Jesucristo.

Podéis de nuevo preguntarme, "¿Con qué autoridad dices estas cosas?". Yo hablé con Jesucristo en el mundo espiritual y también hablé con Juan Bautista. Esta es mi autoridad. Si no podéis daros cuenta en este momento de que mis palabras son la verdad, seguramente lo descubriréis en el transcurso del tiempo. Estas son verdades ocultas presentadas a vosotros como nuevas revelaciones. Me habéis oído hablar según la Biblia. Si creéis en la Biblia debéis creer lo que estoy diciendo.

Debemos por consiguiente llegar a esta solemne conclusión: La crucifixión de Jesús fue el resultado de la incredulidad del pueblo judío. La mayor causa de su incredulidad fue la traición de Juan. Así pues, hemos aprendido que Jesús no vino a morir en la cruz. Si Jesús hubiera venido a morir, entonces no hubiera ofrecido esta trágica y angustiosa oración en el Huerto de Getsemaní. Jesús dijo a sus discípulos:

"Mi alma está muy triste hasta el punto de morir. Quedaos aquí y velad conmigo "El avanzando un paso más cayó rostro en tierra y oraba diciendo: "Padre mío, si es posible que pase de mí este cáliz: más no sea como yo quiero, sino como quieres tú." (Mt. 26; 38, 39).

Jesús oró de esta manera no sólo una vez, sino tres veces. Si la muerte en la cruz hubiera sido la realización de la voluntad de Dios, Jesús en vez de orar así, ciertamente hubiera orado, "Padre, es un honor morir en la cruz por tu voluntad."

Pero Jesús oró diciendo que éste cáliz pasara de él. Si esta oración surgió de su miedo a la muerte, tal debilidad- le descalificaría como el Hijo de Dios. Tenemos testimonios de las muertes valerosas de muchos mártires a lo largo de la historia cristiana -e incluso en otros lugares- gente que no sólo venció su miedo de la muerte, sino que hicieron de su sacrificio final una gran victoria. Entre tantos mártires, ¿cómo pudo ser sólo Jesús quien mostrara su miedo y debilidad, particularmente cuando su crucifixión era su momento glorioso de cumplir la voluntad de Dios? Jesús no oró de este modo por debilidad. Creer que fue así es un ultraje para Jesucristo.

La oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní no surgió de su miedo a la muerte o sufrimiento. Jesús hubiera estado deseoso y dispuesto a morir miles de veces si con ello hubiera podido cumplir la voluntad de Dios. El agonizó hasta el momento de su muerte e hizo la petición final, debido a que él sabía que su muerte sólo causaría la prolongación de la dispensa de Dios.

Jesús quería vivir para cumplir su misión. Es una trágica malinterpretación creer que Jesús oró por un poco más de vida terrenal a causa de la flaqueza de su alma humana. Young Nathan Hale, en la lucha de América por la independencia, fue capaz de decir en el momento de su ejecución, " ¡Siento que sólo tenga una vida para darla por mi país!" ¿Creéis que Jesús tenía un espíritu más pequeño que Nathan Hale? ¡No! Nathan Hale era un gran patriota. Pero Jesús es el Hijo de Dios.

Pensad sobre esto. Si Jesús vino a morir en la cruz, ¿No necesitaría un hombre que lo entregara? Sabéis que Judas fue el discípulo que traicionó a Jesús. Si Jesús cumplió la voluntad de Dios con su muerte en la cruz, entonces Judas cumplió la voluntad de Dios con su muerte en la cruz, entonces Judas debería ser glorificado como el hombre que hizo posible la crucifixión. Judas hubiera estado ayudando a la dispensa de Dios. Pero Jesús dijo de Judas, "El Hijo del hombre se va como está escrito; pero ¡ay de aquél por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valía a ese hombre no haber nacido!" (Mt. 26; 24). Judas se suicidó.

Más ampliamente, si Dios hubiera querido que Su Hijo fuera crucificado, no hubiera necesitado 4.000 años para preparar al pueblo escogido. Hubiera hecho mejor mandando a Su Hijo a una tribu de bárbaros, donde podrían haberlo matado incluso más pronto, y la voluntad de Dios hubiera sido realizada más rápidamente.

Debo deciros de nuevo que la voluntad de Dios era que Jesús fuera aceptado por su pueblo. Por esto Dios trabajó con ansia y esperanza para preparar el terreno fértil para la semilla celestial del Mesías. Por esto Dios mandó a profeta tras profeta para despertar al pueblo de Israel y prepararlos para la venida de Jesús.

Dios les advirtió y les castigó; El les persuadió y les regañó, les obligó y les corrigió porque El quería que Su pueblo aceptara a su Hijo. Un día los discípulos le preguntaron a Jesús, "¿Qué haremos para realizar las obras de Dios?" Jesús les respondió "La obra de Dios es creer en el que El ha enviado." (Juan 6; 28, 29).

El pueblo escogido de Israel hizo precisamente lo que Dios había tratado de impedir. Ellos rechazaron a quien El había enviado.

Jesús tuvo un sólo objetivo a lo largo de sus tres años de ministerio público: La aceptación. El no podía cumplir su misión de otra forma. Desde el primer día predicó sin dudar el Evangelio, para que el pueblo pudiera oír la verdad y aceptarle como el Hijo de Dios, Las palabras de Dios deberían haberles dirigido a aceptarle. Sin embargo, cuando Jesús vio que el pueblo no estaba dispuesto a recibirle sólo por las palabras de Dios, él empezó a hacer obras poderosas con la esperanza de que el pueblo pudiera reconocerle por sus milagros.

"Otros muchos milagros hizo Jesús en presencia de sus discípulos, que no están escritos en este libro. Estos han sido escritos, para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre." (Juan 20; 30, 3 l)

Jesús dio vista a los ciegos, limpió a los leprosos, curó a los cojos y les dio oído a los sordos, Jesús resucitó a los muertos. El hizo estas cosas sólo porque él quería ser aceptado. Sin embargo la gente dijo de él, "Este no lanza los demonios sino por obra de Beelcebub, príncipe de los demonios." (Mt. 12; 24) ¡Qué angustiosa situación¡ Jesús vio pronto la imposibilidad de ganar la aceptación del pueblo. Enfadado y desesperado les castigó: " ¡Raza de víboras! " (Mt. 12; 34). El no ocultó su ira, sino que estalló en enfado: " ¡Ay de ti, Corazón! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubiera hecho los milagros realizados en vosotras, hace tiempo que en saco y ceniza habrían hecho penitencia." (Mt. 11; 21). Y él lloró cuando se acercó a la ciudad de Jerusalén.

" ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuantas veces he querido reunir a tus hijos como la gallina recoge a sus polluelos bajo las alas, y no habéis querido." (Mt. 23; 37)

¿Quién comprendió a este Jesús con el corazón roto? El dijo: "Ah. Si en este día conocieras también tu el mensaje de la paz, más ahora está oculto a tus ojos" (Lucas l9; 42). Por este tiempo Jesús sabía que no había absolutamente ninguna esperanza de evitar la muerte. Sin embargo él se lo pidió a Dios en Getsemaní y se lo pidió en la cruz: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mt. 27; 46).

Así pues, Jesús murió en la cruz, no por su propia voluntad, no por la voluntad de Dios, sino por la voluntad de los hombres. Cristo estuvo destinado. a volver desde este momento. El volverá para consumar su misión en la tierra.

La humanidad debe esperar su segunda llegada para la salvación completa del mundo.

Ahora mucha gente puede preguntar, "¿Qué hay sobre las profecías en el Antiguo Testamento concerniente a la muerte de Jesús en la cruz?" Conozco estas profecías, tales como lsaías, capítulo 53. Debemos saber que hay una línea dual de profecías en la Biblia. Un grupo profetiza el rechazo y la muerte de Jesús; las otras tales como lsaías, capítulo 9, 11 y 60 profetizan el ministerio glorioso de Jesús cuando el pueblo le aceptara como el hijo de Dios, como el Rey de Reyes. Por ejemplo: .

"Pues un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: sobre sus hombros tiene el imperio, y se le llama: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de la paz. Dilatado es el imperio en una paz sin fin, para el trono de David y para su reino, que el asienta y afirma en el derecho y la justicia." (Is. 9;6, 7)

Esta es la profecía del Señor de la Gloria, Jesús como el Rey de Reyes y Príncipe de la Paz. Por otro lado, podemos leer:

"Pero eran nuestros sufrimientos los que él llevaba, nuestros dolores con los que cargaba; y nosotros le creíamos castigado, herido por Dios y humillado. Por nuestros pecados era traspasado, deshecho por nuestras maldades; el castigo que nos daba la salvación cayó sobre él, y por sus llagas hemos sido curados." (Is. 53; 4, 5).

Esta es la profecía del sufrimiento de Cristo. Es sin lugar a dudas la profecía de su crucifixión.

Entonces ¿Por qué Dios profetiza de dos modos contradictorios en la Biblia? Es debido a que Dios tiene que tratar con los hombres (hombres caídos) en Su dispensa. Y el hombre caído es perverso e indigno de confianza y posee la capacidad de traicionar.

En cierto modo Dios teme del hombre, y Satán también teme del hombre, porque el hombre tiene la habilidad de traicionar. Dios es absoluto bien, y El nunca cambia Su posición; Satán es absoluto mal y el tampoco cambia su posición. En este sentido Dios y Satán son similares. Sin embargo, el hombre es una mezcla del bien y mal. El hombre está colocado entre Dios y Satán y tiene la habilidad de cambiar. Por lo tanto, el hombre es imprescindible: Un día un hombre puede profesar su fe incansable en Dios y desear servirle, y el día siguiente el mismo hombre puede maldecir a Dios, unirse con Satán y convertirse en su esclavo.

Debido a que Dios no sabía como respondería el hombre a Su providencia para el Mesías, El no tenía otra opción sino predecir dos resultados contradictorios, profecías duales, cuya realización dependía de las acciones de los hombres. Así pues, la fe del hombre era el factor determinante mediante el cual se cumpliría una de las dos profecías. En el caso de Jesús, si el pueblo escogido de Israel le demostraba fe y se unía con él, entonces sería aceptado. Resultaría la completa realización de la profecía del Señor de la Gloria. Por otro lado, si el pueblo era incrédulo y rechazaba al Mesías cuando viniera, sería cumplida inevitablemente la segunda profecía, la del sufrimiento de Cristo. Y la historia nos muestra que el pueblo escogido tomó el segundo camino. Por lo tanto, la profecía del sufrimiento de Cristo llegó a ser realidad en vez de la profecía del Señor de la Gloria. Así pues, la crucifixión y el relato del sufrimiento de Cristo llegó a ser el curso de la historia.

Ya que la profecía del sufrimiento de Cristo llegó a ser un hecho en el tiempo de Jesús, la profecía del Señor de la Gloria no ha podido ser cumplida. Y esta es la profecía que se cumplirá en el tiempo del Señor de la Segunda Llegada.

Me gustaría también haceros observar que la Biblia no nos provee de muchos relatos de la vida de Jesús antes de su ministerio público, excepto la historia de su nacimiento y algunos acontecimientos de su niñez. ¿No os habéis preguntado nunca porqué?

Durante treinta años Jesús vivió en un gran rechazo y humillación. Hubo muchos acontecimientos y circunstancias que apenaron y angustiaron a Jesús. El fue una persona verdaderamente malinterpretada en su sociedad e incluso entre su propia familia. Nadie, absolutamente nadie le trató como el Hijo de Dios. Ni siquiera se le dio el respeto común que merece cualquier hombre. Su sociedad le ridiculizó. El corazón de Dios se apenó profundamente por la vida de Jesús.

Si yo revelara solamente una pequeña visión de algunas de las situaciones de angustia y pena de la vida de Jesús, esta oscura figura, el hombre de Nazaret, no sólo os sorprenderíais y aturdiríais, sino que romperíais a llorar de pena.

Dios no desea que la humanidad conozca la tragedia, la dolorosa realidad de la humillación de Jesucristo. La muerte de Jesús no fue ni su voluntad ni su culpa. La muerte de Jesús fue un asesinato y su cuerpo fue tomado por Satán. Nuestra salvación en el cristianismo no proviene de la cruz sino de la resurrección. El Cristianismo, sin la resurrección, no tiene poder. La crucifixión en si misma fue un acto criminal de incredulidad. Sin embargo, Jesús resucitado trajo nueva esperanza, nuevo perdón y nuevo poder de salvación. Por consiguiente cuando depositamos nuestra fe en Jesús resucitado y nos unimos con él, nos salvamos.

Por favor, pedid fervientemente en vuestras oraciones una respuesta final a estas cuestiones; pedírselo a Jesucristo o a Dios mismo. Si Jesús hubiera vivido y cumplido su misión primaria de traer el Reino de Dios sobre la tierra, el Cristianismo nunca hubiera sido lo que es hoy día. El propósito de la llegada de Jesús era la salvación del mundo. El pueblo judío tenía que ser el instrumento de Dios, sin embargo, la salvación no fue sólo proyectada para el pueblo escogido de Dios; Jesús es el salvador de toda la humanidad. Debido a que Jesús dejó incompleta su misión, también nos dejó la promesa de su segunda llegada.

Entonces examinemos cuando vendrá el fin del mundo, esto es muy importante para nosotros. El evangelio dice que en los últimos días, Dios separará las ovejas de las cabras. ¿Cuál es la diferencia entre estas dos clases de animales? Las ovejas reconocen a su amo, el pastor, mientras que las cabras no siguen al pastor. Hoy sabemos que nuestro mundo está dividido en dos campos opuestos; uno es el mundo democrático y el otro es el mundo comunista. Nuestro mundo libre dice, "Hay un Dios", nosotros aceptamos a nuestro pastor. El mundo comunista dice, "Dios no existe", ellos niegan a su amo. Así pues, el mundo libre puede ser simbolizado por las ovejas y el mundo comunista por las cabras. En el tiempo de la formación de estos dos mundos ideológicos en conflicto, podemos saber que hemos llegado al fin del mundo.

¿Cómo vendrá el Señor de la Segunda Llegada? Nuestra posición como cristianos es exactamente paralela a la posición de los ancianos, escribas y sacerdotes en el tiempo de Jesús. En aquellos días, el pueblo estaba esperando que Elías y el Mesías llegarán de las nubes del cielo. ¿Por qué la gente pensaba de esta manera? ¿Por qué mantenían este tipo de creencia?

Ellos estaban simplemente siguiendo la profecía de la Biblia escrita en Daniel 7;13: "Yo seguía contemplando en mis visiones nocturnas; en las nubes del cielo venía uno como el Hijo del hombre; se dirigió hacia el Anciano y fue conducido a Su presencia." Debido a la gran profecía de Daniel, el pueblo de Israel tenía toda la razón en esperar la llegada del Mesías en las nubes del cielo. Los cristianos están hoy esperando la venida del Señor de la Segunda Llegada del mismo modo, de las nubes del cielo.

Juan dijo, "Porque han interrumpido en el mundo muchos seductores, que no confiesan a Jesús, como el Cristo venido en carne. He aquí el seductor, el Anticristo." (11 Juan 7). En la Biblia se dice que mucha gente estaba negando la aparición de Jesucristo en la carne, y Juan condenó a aquella gente como el Anticristo. Pero no olvidemos la profecía del Antiguo Testamento de la llegada del Hijo de Dios en las nubes del cielo. Al menos que conozcamos toda la verdad, nosotros, como la gente en el tiempo de Jesús, llegaremos a ser víctimas de las palabras de la Biblia.

Entonces, ¿Puedo preguntamos que haríais si el Señor volviera a la tierra no en las nubes del cielo sino como un hombre en la carne? ¿Qué haríais? Os estoy diciendo, que el Señor de la Segunda Llegada aparecerá en realidad como un hijo del hombre con carne y hueso. Lo primero que puede que queráis decir es "Rev. Moon, Ud. es un hereje".

Lo importante es conocer en qué lado estará Dios y cómo Dios cumple Su plan. No es importante que un hombre o sus puntos de vista sean o no considerados heréticos; no importa cómo yo vea el mundo o cómo vosotros veáis el mundo, sólo importa cómo Dios ve el mundo y según el punto de vista de Dios, encontramos de nuevo en la Biblia profecías duales concernientes a la venida del Señor de la Segunda Llegada. En Apocalipsis l; 7 se profetiza precisamente la vuelta del Señor de la Segunda Llegada en las nubes. Sin embargo, en 1 Tesalonicenses 5; 2 se dice: "Vosotros sabéis muy bien que el Día del Señor vendrá como ladrón en plena noche." Hay dos profecías opuestas. ¿Qué haremos? ¿Escogeríais simplemente la profecía que más os convenga?

Quizás el Señor aparezca con una gran voz en las nubes del cielo, pues las profecías así lo dicen, pero por otro lado, el Señor puede aparecer como un ladrón en la noche. Si el viene en las nubes, no podrá introducirse desapercibidamente en el mundo como un ladrón. El espectáculo de su llegada en las nubes causaría una tremenda atención. No puedo imaginarme como una cosa así podría ser ocultada a vuestros ojos.

¿Cuál es entonces la verdad? Ante nosotros tenemos una pregunta crucial, ¿cuál es la verdad? Cuando veáis las señales de los Ultimos Días, la Biblia os urge ir a una habitación oscura y orar. ¿Quién puede deciros el tiempo de los Ultimos Días? Los ángeles no conocen este día; sólo Dios conoce el tiempo de los Ultimos Días. Por esto debemos obtener la respuesta de Dios. No os estoy diciendo en absoluto que debéis creerme. Solamente estoy revelando lo que sé que es verdad, pero vosotros debéis verificar esta verdad con Dios.

En los Ultimos Días, la Biblia dice, que no creáis en nadie. No creedme, y no creed a vuestros mayores de la Iglesia, no creed a vuestros sacerdotes y no creed a famosos evangelistas. El cielo está tan cerca, vosotros podéis ser elevados en espíritu tan alto que podéis hablar con Dios y recibir la respuesta directamente de El, si os esforzáis lo suficiente.

Hay muchos ministros en Nueva Orleans, muchos clérigos y muchos mayores de la Iglesia. ¿Cuántos están realmente escuchando la voz de Dios? Nuestros oídos no significan mucho, ni nuestros ojos sirven para nada útil, al menos que tengamos oídos espirituales y ojos espirituales. Jesús dijo': "¡El que tenga oídos que oiga!" (Mt. 1 l; 15). También dijo a sus discípulos, "Dichosos, pues, vuestros ojos que ven y vuestros oídos, que oyen." (Mt. 13; 16). El no se estaba refiriendo a los órganos de los sentidos físicos. Cuando uséis vuestros sentidos espirituales y escuchéis la voz de Dios, encontraréis Su dirección y Su guía. Pero no es fácil llegar a ser un ciudadano del Reino de los Cielos. Para un extranjero es muy difícil llegar a ser un ciudadano de los Estados Unidos. Cuanto más difícil será trasladarnos desde nuestra vida terrenal al Reino de los Cielos, pero podemos conseguir precisamente esto.

Sabemos que incluso después de que Adán y Eva cayeron, aún eran capaces de comunicarse directamente con Dios. ¿Creéis que después de los días del Antiguo y Nuevo Testamento, Dios tiene alguna razón para quedarse sordo y mudo? No, Dios está muy vivo, y hoy podéis hablar directamente con El. Dios puede hablaros y podéis encontramos directamente con El.

En el libro de los Hechos de los Apóstoles se dice que en los Ultimos Días: "Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, y vuestros jóvenes tendrán visiones y vuestros ancianos sueños." (Hechos, 2; 17). Debemos saber la verdad. Tenemos que saber como solicitar la ciudadanía del Reino de Dios.

Tenemos que saber cuándo vendrá el Señor y cómo llegará. Incluso con una clara guía en nuestras vidas, todavía hay una posibilidad de fallar en alcanzar el objetivo. Pero hoy no tenemos ninguna guía ni dirección que al seguirla sintamos plena confianza.

Miremos nuestra Biblia y aclaremos como aparecerá el Señor de la Segunda Llegada. En Lucas 17; 20, 21 los fariseos preguntaron a Jesús cómo iba a venir el Reino de Dios. El contesto, "El Reino de Dios no vendrá con señales visibles... el Reino de Dios está en medio de vosotros." Jesús entonces dijo a sus discípulos: "Tiempo vendrá que desearíais ver uno de los días del hijo del hombre y no lo veréis." Pero si el Señor viene en las nubes del cielo, ¿cómo no podríamos verlo? Apocalipsis l; 7 dice, "Todo ojo le verá, y los que le traspasaron."

¿Qué puede significar esto? ¿Por qué no le veremos? De la única forma que podemos perdernos en estos días es si esperamos que el Señor venga de una dirección, y aparezca de otra dirección de una manera completamente inesperada, de igual manera que ocurrió con Elías en el tiempo de Jesús. Por esta razón puede ser que no veáis al Señor en el tiempo de su Segunda Llegada.

Otra misteriosa predicción fue dada por el mismo Jesucristo. El declaró sobre el Señor de la Segunda Llegada: "Pero el debe primero sufrir mucho y ser rechazado por esta generación." (Lucas 17; 25). Si Cristo en su Segunda Llegada aparece en la gloria de las nubes del cielo, ¿quién se atrevería a negarlo? Nadie le causaría sufrimiento o pena.

De la única manera que puede ser cumplida esta profecía es si la gente espera su vuelta de las nubes y de repente aparezca como un hombre humilde en la tierra. ¿No creéis que los directores cristianos de hoy cometerían el mismo error que los sacerdotes, los escribas y los ancianos cometieron en el tiempo de Jesús? ¡Si! Podrían muy posiblemente negarlo y rechazarlo, debido a que la forma de su llegada sería muy difícil de aceptar por los directores cristianos: Sin embargo, de este modo, la Biblia se cumpliría.

"No todo el que me dice: '¡Señor, Señor!' entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel día: ¡Señor, Señor!, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsarnos demonios y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: 'Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores del mal." (Mt. 7; 21, 23)

Esta profecía no se puede realizar si su Segunda Llegada es sobre las nubes del cielo. En el tiempo de la Segunda Llegada, la gente seguirá clamando: "Señor, Señor" Puede ser que al mismo tiempo estén en el proceso de crucificar al mismo Señor de la Segunda Llegada si aparece de una manera diferente a como lo esperaban. Ellos serán entonces los peores obradores del mal.

Esta es la Biblia. Aquellos que verdaderamente tienen ojos verán. Aquellos que verdaderamente tienen oídos oirán. A lo largo de la historia Dios ha mandado a Sus profetas antes del cumplimiento. El advierte al pueblo de su plan. No importa cuán devota sea hoy la fe cristiana, no importa cuantos millones de personas haya en las Iglesias cristianas, ellos y sus Iglesias serán condenados a perecer si cuando aparezca fallan en aceptar al Señor. Este fue el trágico destino del pueblo de Israel cuando ellos negaron a Jesucristo, sin considerar en ningún modo su honradez.

Debemos por lo tanto estar abiertos a un nuevo mensaje. Jesucristo no vino a repetir la ley de Moisés. De igual manera como Jesús se manifestó con la nueva verdad, El Señor de la Segunda Llegada se manifestará con la nueva verdad de Dios para nuestro tiempo. Esta verdad no será simplemente una repetición del Nuevo Testamento.

El Señor no aparecerá milagrosamente en las nubes del cielo. ¿Porqué? Porque Dios va a mandar a Su Hijo para restaurar todas las cosas que una vez fueron perdidas. Los primeros antepasados perdieron el Reino de Dios sobre la tierra. Satán invadió el mundo y tomó a Eva de su lado, y entonces Eva tomó a Adán, dejando a Dios sólo y separado del hombre. Toda la humanidad ha sufrido por lo tanto la esclavitud del mal. Dios debe mandar a un nuevo antepasado de la humanidad para comenzar una nueva historia.

La obra de Dios es la restauración, siempre en dirección opuesta a Su pérdida original. Esto significa que Dios primero necesita encontrar a su Adán perfecto, un Adán que en vez de traicionar a Dios llegue a ser una unidad con Dios. Y entonces Adán debe restaurar a su esposa, en la posición de Eva; El Adán perfecto y Eva perfecta unidos juntos serán capaces de vencer a Satán y arrojarlo fuera del mundo. De este modo, los primeros antepasados justos de la humanidad empezarán una nueva historia.

El primer comienzo de Dios fue el Alfa. Este fue invadido por Satán, así que El restaurará el mundo en el Omega. Jesús es designado como el segundo Adán en 1 Cor. 15; 45. Dios quería bendecir a Adán y Eva cuando ellos fueran perfectos, como una pareja celestial podrían dar nacimiento a hijos de Dios. Esta forma de vida no se realizó en el Jardín del Edén. Por esto Jesús vino en la posición de Adán. Dios intentó encontrar a la verdadera esposa y casar a Jesús.

Los verdaderos Padres de la humanidad se hubieran establecido en el tiempo de Jesús, y ellos podrían haber vencido y cambiado la historia mala del mundo. Debido a que esta esperanza no fue realizada por Jesús, él va a volver a la tierra 2.000 años después como un hombre para completar totalmente la misión que sólo cumplió parcialmente. El Reino de los cielos sobre la tierra será establecido en ese tiempo.

La nueva historia del bien empezará de este modo. Con la verdad de Dios y los Verdaderos Padres de la humanidad, un nuevo Alfa en la historia de Dios comenzará y continuará eternamente. El ideal del Dios es restaurar la primera familia centralizada en Dios sobre la tierra. Con este modelo como centro, toda la humanidad podrá ser adoptada en esta familia. Nosotros llegaremos a ser como ellos, y la primera familia celestial se extenderá, multiplicándose el Reino de Dios sobre la tierra en un nivel de tribu, nacional y mundial.

El Reino de los Cielos tiene que ser un reino literal y tangible. Jesús le dio a Pedro las llaves del Reino de los Cielos y dijo: "Lo que atares en la tierra, será atado en el cielo y lo que desataras en la tierra será desatado en el cielo." (Mt. 16; 19) Así la realización en la tierra debe preceder al cumplimiento en el cielo; el Reino de los Cielos se logrará primero en la tierra.

En este tiempo sólo está abierto un lugar intermedio en el cielo. Es el llamado "Paraíso". Jesús y sus discípulos moran en el paraíso y ni incluso ellos pueden realmente entrar en el Reino de los Cielos hasta que sea establecido en la tierra.

Una razón de esto es que el Reino de los Cielos está preparado no para individuos, sino para la familia de Dios, para el padre, la madre y los verdaderos hijos de Dios.

Señoras y Caballeros, creo que mi mensaje es absolutamente claro y simple. Dios intentó comenzar la historia del bien con Adán, pero Adán cayó. Dios obró para restaurar la historia y comenzar de nuevo con Jesucristo. Pero el pueblo de su tiempo perdió la fe en él y no le dio ninguna oportunidad. Por consiguiente, se realizará la promesa del Señor de la Segunda Llegada. El está destinado a venir a la tierra como el Hijo del hombre en la carne.
El viene como el tercer Adán. El tomará una esposa y de este modo llevará a cabo el más feliz día del matrimonio celestial, señalado como "El banquete de bodas del Cordero" en el libro del Apocalipsis. Ellos desempeñarán el papel de los Verdaderos Padres. Podrá lograrse literalmente un verdadero linaje

Dios que se establecerá en cielo y tierra.

No tenemos duda de que hoy el Cristianismo está en una crisis definitiva. Esta es una crisis paralela a la del tiempo de Jesús, cuando las instituciones religiosas establecidas le fallaron al Hijo de Dios. Nosotros reconocemos esta crisis en nuestro tiempo; pero podemos también ver a través de la confusión, el resplandor del brillante día de la nueva esperanza.

El fin del mundo está cerca, no sólo para los cristianos sino para todos los pueblos del mundo. La nueva historia de Dios comenzará con la llegada del Señor. Bienaventurados aquellos que le vean y lo acepten. Es la esperanza del cristianismo reconocer, recibir y aceptar al Señor de la Segunda Llegada. Nos ha llegado una oportunidad para todos nosotros, la más grande oportunidad en la vida de cualquier hombre está llamando a vuestra puerta. Por favor sed humildes, ¡y abriros a la gran nueva esperanza!

Este es el tiempo de un imprecedente despertar espiritual. Deseo que abráis vuestros ojos y vuestros oídos para percibir la verdad. Esta es mi esperanza, que compartiendo este mensaje con vosotros, podamos unirnos para preparar el glorioso día de la llegada del Señor. Veamos al Dios de la historia, comprendamos al Dios de la providencia y abracemos al Dios viviente en nuestras vidas.

Hoy es mi último día en esta ciudad. Espero que investigaréis estas materias más profundamente. Tenéis la oportunidad en Nueva Orleans de venir a nuestra Iglesia, o asistir a nuestros cursos de estudio y explorar la verdad del Principio Divino. No hubiera venido aquí si no tuviera nuevas cosas que deciros. Estoy revelando la nueva verdad. Esto sólo debería ser una razón importante para que miréis más profundamente este mensaje.

Espero que, como dije al principio de nuestra velada, consideréis estas ideas seriamente y oréis a Dios. El os contestará.

Muchas gracias.